¿Es feliz? La respuesta es una carcajada. «Sono a nivel persoal porque teño unha familia, e tamén a nivel laboral porque teño un traballo que me encanta. Gústame estar cos nenos, espertarlles a creatividade. Sobre todo, a felicidade está tamén en compartir o coñecemento», dice. Porque José Manuel Ogando es profesor en la escuela municipal de teatro de Lalín (Esmutelín), una entidad que lleva ya años asentada en ese concello del centro de Galicia. Y eso que llegó ahí por carambola. Porque este creador, al que le gusta que le llamen Coco Montes (el nombre con el que rubrica cada una de sus obras), nació al otro lado del Atlántico, en el estado de los mariachis, de Chavela, de Frida Kahlo, de Diego Rivera, del guacamole, de los narcocorridos... Un país que es «puro teatro».
Llegó desde México a Galicia. En O Carballiño hizo sus primeros contactos con las tablas durante las actividades extraescolares en el instituto. Ya a otro nivel, en esa villa ourensana, en Pontevedra o en Santiago continuó trabajando en lo mismo. Pero un día llegó la oportunidad, apareció una plaza en el centro lalinés y ahí está. Enseñando lo que sabe. Porque dice «o que creamos queda para sempre». Y su felicidad parece ser real. No la interpreta. Porque lo que más le gusta hacer son los personajes cascarrabias. «O contrario ao que son», dice.
josé manuel ogando profesor de teatro
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