El disco del año decepciona

CULTURA

La banda de Chris Martin entrega el trabajo más esperado de la temporada tras el éxito mundial de «Viva la vida».

28 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Está claro que a Coldplay le sientan mal las expectativas. Sus canciones, a veces, los colocan como aspirantes al título de gran banda del momento. Pero llegados ahí, terminan instalándose en una suerte de duermevela creativa en la que la inspiración se sustituye por el piloto automático sin solución.

Les sucedió en el apagado X&Y (2005), tras haber dejado boquiabierto al planeta con aquellas incuestionables In My Place o Clocks de su disco precedente. Y les ha vuelto a pasar ahora, una vez que el notable Viva la vida or Death and All His friends (2008) miraba al infinito. Efectivamente, Mylo Xyloto deja el regusto de lo que pudo haber sido y no fue. Se trata de la misma insatisfacción que produce ver a una persona querida y comprobar que ha perdido la chispa que la hacía especial.

Relegado Brian Eno a un segundo plano, los mandos los toman unos Markuzs Dravs, Daniel Green y Rick Simpson que pretenden dotar de un barniz sintético al sonido de siempre. La banda aporta ahí, como principal novedad, algún coqueteo con la discoteca. En ese sentido se podría tomar Mylo Wyloto como su particular Pop (U2): un abrazo al hedonismo de la bola de espejos (en un tema canta Rihanna) sin dejar de tener los pies en la épica de medio tiempo que los hizo célebres. El problema es que la cosa no llega a cuajar.