Es pura energía. A Sergi López le cuesta estarse quieto en la sala del lujoso hotel madrileño en el que promociona Mapa de los sonidos de Tokio. Campechano y jovial, a sus 43 años no solo no está nervioso ante el estreno, sino encantado. «El proyecto me gustó desde el principio. Cuando Isabel me llamó pensé ¡qué guay!, me entregó el guión y no me calentó la cabeza, solo comentó que si me gustaba estupendo, y que si no, pues no pasaba nada. Ni siquiera me dijo que se filmaría en Tokio. Ya sé que esto debería ser lo normal, que es lo más sencillo, pero no es así porque muchas veces te cuentan y te presionan para que digas que sí», recuerda.
Menos mediático que los españoles de Hollywood, este catalán con aspecto de chico bueno dice que la historia que ha contado Coixet es «alucinante. Cada vez me gusta más no poder definir una película con una palabra o frase. Mapa.. . es compleja porque es negra, romántica, luminosa, con unas escenas de sexo... Tan contradictoria como su autora. En la película veo a la Coixet, una mujer compleja, inteligente, extrovertida a veces... Y eso está en el filme, que para mí es un regalo», declara.