El extraño reloj biológico de Brad Pitt

Efe

CULTURA

El actor presentó en Berlín El curioso caso de Benjamin Button, la historia de un hombre que nace como un anciano y se va haciendo joven.

19 ene 2009 . Actualizado a las 23:23 h.

Sin la experiencia de ser padre Brad Pitt no habría sabido encarnar a un niño en el cuerpo de un hombre de 80 años, que vive su reloj biológico a la inversa, y que durante la presentación de su película El curioso caso de Benjamin Button, hoy en Berlín, confesó temer una muerte «violenta».

El actor de 45 años que da vida a Benjamin Button en la cinta de David Fincher, que llegará a los circuitos comerciales españoles el próximo 6 de febrero, destacó la importancia de disfrutar del aquí y el ahora: «No hubiera estado listo para esta película antes de ser padre» y añadió que «el tiempo que paso con ellos» -en alusión a sus hijos- «define el futuro».

No es la primera vez que Fincher y Pitt trabajan juntos. Ya lo han hecho en otras dos ocasiones -Seven y El club de la lucha antes de rodar esta historia de 2 horas y 45 minutos sobre un hombre que vive su reloj biológico a la inversa y nace viejo para luego «rejuvenecer».

Y hoy, en la conferencia de prensa de la presentación europea de la película, que ya es un éxito de taquilla en EEUU, el binomio Pitt-Fincher se esforzó por destacar la buena química entre ambos.

Aunque Fincher pensó en un primer momento elegir a cinco actores para dar vida a Button desde que viene al mundo en forma de bebé-anciano -una solución más fácil y menos costosa-, admite que aceptó la propuesta de Pitt «cuando dijo que quería dar vida al personaje de principio a fin».

Abandono y adopción

Y así es como a lo largo de cinco años gestaron esta historia, que arranca en 1918, el último día de la Primera Guerra Mundial, con el nacimiento de un niño-monstruo que lleva a su padre a abandonarlo delante de una residencia de ancianos, donde lo adoptará y educará una sirvienta negra, madre por encima de todo.

«La vida sería mucho más feliz si naciéramos a la edad de 80 años y viviéramos tranquilamente hacia los 18», dijo el escritor Mark Twain, una frase en la que se inspiró Scott Fitzgerald para relatar una pequeña historia, punto de partida para esta película.

Protagonizada por una Cate Blanchett octogenaria -Daisy- que desde su lecho agónico le pide a su hija Caroline -a la que da vida una fantástica Julia Ormond- que lea de el diario que escribió el gran amor de su vida, Benjamin Button, la película entrelaza dos historias: la pasada que tiene lugar en los años veinte y la presente, en Nueva Orleans, bajo los latigazos del huracán Katrina.

Blanchett -a la que Fincher eligió después de verla en Elizabeth- y Pitt son amigos en la vida real -trabajaron juntos a las órdenes del mexicano Alejandro González Iñárritu en Babel- y pasaron más horas en la sala de maquillaje para sacar adelante este proyecto que delante de la cámara.

Técnica necesaria

El actor de Leyendas de Pasión o Ocean's Eleven que viste un corte de pelo de los 40 y el bigote que exigen su papel de teniente Aldo Raine en el filme sobre la Segunda Guerra Mundial, Inglorious Bastards, que está rodando a las órdenes de Quentin Tarantino en los estudios de Babelsberg a las afueras de Berlín, sabe que sin la técnica hubiera sido imposible.

De hecho, muchas de las escenas se rodaron montando otro cuerpo con su rostro avejentado o rejuvenecido: «La próxima película la quiero hacer así, sentado desde un sillón», bromeó el actor, que copa los diarios berlineses desde que su mudó hace unos meses a la capital alemana con Angelina Jolie y los seis «brangelinos».

Este melodrama en clave de Hollywood se fue de vacío de los Globos de Oro, pero ha recibido varias nominaciones para los Bafta británicos y podría resarcirse durante los Oscar, donde suena entre las favoritas.

Vienen a completar el elenco Tilda Swinton (Julia) y Julia Ormond (Sabrina, de Sydney Pollack, y Che, de Steven Soderbergh) en este guión de 240 páginas que firma Eric Roth (Forrest Gump) y que Fincher confiesa que le quitó 60 páginas.

«Da igual cómo vivas la vida, hacia atrás o hacia delante, lo importante es cómo la vivas», explica Roth. Y a este lema parece haberse apuntado también Pitt: «Hay un lugar y un momento en el que conocemos a la gente. Y no se puede pedir más», concluyó hoy.