Los Lumière gallegos de la Costa da Morte

CULTURA

Olaia Sendón presenta un documental sobre los pioneros del cine en la comarca

19 ene 2008 . Actualizado a las 14:56 h.

Se llamaban Chuco de Ramón, Pepito de Germán, Chuco da Santa y, sobre todo, Ramón Caamaño. Estos fabulosos hermanos de la luz recorrieron las poblaciones de la Costa da Morte con sus cines itinerantes, narrando las películas mudas e incluso creando guiones propios que, en ocasiones, nada tenían que ver con los argumentos originales. Después ya llegó el sedentarismo cinematográfico, que convirtió a la Costa da Morte en una de las comarcas gallegas más pobladas de cines, para finalmente sucumbir a la crisis de los años noventa con el cierre de aquellos espacios mágicos.

Es la historia que nos cuenta Olaia Sendón en su documental Os fabulosos irmáns da luz , que hoy, sábado, será estrenado en una carpa ubicada en la Punta da Barca, en Muxía. «Nos primeiros momentos do cinematógrafo fálase sempre das anécdotas que rodeaban as primeiras proxeccións dos Lumière, e eiquí pasaron cousas moi semellantes, co asombro dos espectadores que asistían a aquelas sesións», dice la directora.

Este trabajo es la segunda entrega del proyecto Costa difunta , que Olaia Sendón comenzó el pasado año con la creación del documental A casa de Lola de Andrés , en la que denunciaba la pérdida de identidades que está sufriendo la Costa da Morte a manos de la especulación urbanística.

En esta ocasión, Olaia Sendón cambia de registro formal para adentrarse en las atmósferas que se creaban en los primeros cines, tanto itinerantes como fijos, existentes en A Costa da Morte. Más allá de presentar un documental reportajeado, con testimonios de personas ante la cámara, Olaia Sendón apuesta por captar las sensaciones que aquellos primeros artilugios provocaban en los espectadores. «Sempre me encantou como aqueles primeiros espectadores eran capaces de formularse un mundo máxico a partir do feito de estar nun cine», explica Sendón, que también quiere resaltar en este trabajo el papel que adoptaban los primeros proyeccionistas, como Ramón Caamaño, «que narraban aquelas películas mudas dun xeito vodevilesco».

Para recrear aquellas atmósferas, Olaia Sendón recorrió los diferentes espacios que acogieron salas de proyección, ya cerradas, para proyectar sobre sus paredes películas antiguas, animaciones, carteles y texturas antiguas, tratando de responderse a una pregunta: «Pregúntome se gardarán os espazos memoria do que teñen sido». En el fondo de esta propuesta se encuentra el intento de acercar a los espectadores actuales el espectáculo colectivo que suponía el cine en sus primeros momentos. «Interésame moito que a xente que vexa a película recorde o cine da súa infancia, aínda que teña cambiado moito», afirma la directora del documental.

«Este é un proxecto carne de festival», aventura la creadora del documental, para diferenciarlo de su anterior entrega, que también tuvo buena acogida en el circuito de festivales. «Traballei con códigos de vangarda en documentais, e tamén cun orzamento maior», señala Olaia Sendón.

Un largometraje

El proyecto Costa difunta se cerrará con la creación de un largometraje, en el que Olaia Sendón tiene prohibido pensar hasta que esta segunda entrega se de por zanjada.