Michael Jackson lidera el historial de plagios en el mundo del pop

Efe

CULTURA

Aunque no es la única estrella bajo sospecha, el «rey del pop» se enfrenta a la enésima acusación por copiar las canciones de otros.

15 sep 2007 . Actualizado a las 13:12 h.

Siempre pionero en la industria musical, Michael Jackson también encabeza la lista de los artistas denunciados por copiar las canciones de otros, al enfrentarse a la enésima acusación de plagio, en esta ocasión por el tema You are not alone, aunque el «Rey del pop» no es la única estrella bajo sospecha.

Es innegable la influencia de Jackson en las melodías de buena parte del pop y el rythm and blues de las últimas décadas, con un listado de herederos confesos en mayor o menor medida -Justin Timberlake, Usher, Maroon 5, Britney Spears, Christina Aguilera, o su propia hermana, Janet Jackson, entre muchos otros-, casi tan extenso como el de aquellos que le acusan de plagio.

El último litigio al respecto no dio la razón al cantante, y un tribunal de Bruselas dictaminó el pasado miércoles que la canción You are not alone, firmada por Jackson y R. Kelly en 1996, copia a If we can start all over, compuesta por los belgas Danny y Eddy Van Passe, tras doce años de disputas en los Juzgados.

El primero en apuntar con el dedo al responsable de clásicos como Billie Jean o Thriller fue el intérprete italiano Al Bano, quien sostenía en 1993 que la canción Will you be there, del álbum Dangerous, reproducía fielmente la melodía de su canción I cigni di Balaka.

Una acusación por la que Michael Jackson fue absuelto definitivamente en 2001, tras haber sido condenado a pagar a Al Bano dos millones de euros en 1999.

Pero fue George Harrison el que reinventó un nuevo y original concepto al ser absuelto por «plagio subconsciente». Con My Sweet Lord, muy similar al He's so fine de The Chiffons, no sólo mostró su particular idea de Dios -y de la «inspiración musical asistida»-, sino que logró en 1971 el primer número uno de un beatle en solitario.

Para el británico, la mejor forma de tomarse con humor el hecho de tener que pagar medio millón de dólares -de los de los años 70- fue crear This song, en la que relataba: «Esta canción no infringe ningún derecho de autor».

Otros casos

Al igual que Jackson, Madonna es otra estrella habitual del «homenaje artístico» y debe a varios músicos tanto como otros toman de ella.

Un tribunal de Bélgica prohibió hace dos años la venta y emisión en este país de la canción Frozen, al considerar que Madonna copió el tema Ma vie fout le camp, compuesta por Salvatore Acquaviva.

Ni siquiera el Oscar escapa al influjo del robo creativo, y la Academia de Hollywood premió a la banda sonora de la cinta El cartero, firmada por Luis Bacalov, en la que se incluían a lo largo de su metraje fragmentos del tango Madreselva como parte relevante de la trama.

Bacalov se adjudicó la composición, hecho que también arrastró ante el juez al director de la película, Michael Radford, y a los productores de la misma.

La apropiación indebida de melodías es de potestad universal, como demuestran, al otro lado del Atlántico, músicos como el mexicano Luis Miguel, conocido intérprete de boleros cuyos problemas comienzan cuando abandona la seguridad que le proporciona versionar a los grandes autores del género.

Luis Miguel fue declarado culpable de plagio, según una reciente sentencia que asegura que tanto el cantante como el compositor español Juan Carlos Calderón y la discográfica Warner Music México emplearon el tema «Siento nuestro aliento», de Lifshitz, para crear el éxito «Amarte es un placer».

La legislación establece un mínimo de entre 3 y 8 compases repetidos para considerar una canción plagio en función de cada país, cifra que se quedó demasiado corta para el cantante Roberto Carlos, quien tomó prestados hasta 12 compases, en «perfecta imitación melódica» -apuntó el juez-, para crear «O Careta».

Quince años estuvo pleiteando el brasileño antes de decidirse a pagar unos 74.000 dólares y llegar a un acuerdo con su demandante, quien más tarde retiró la querella ante los tribunales.

Julio Iglesias estuvo a punto de perder en 1996 una de sus múltiples propiedades, Momentos, por culpa de una de sus múltiples baladas, Morriñas, al negarse a pagar una indemnización de 352.542 dólares por plagiar al compositor Norberto Moreno, cantidad que finalmente tuvo que abonar al demandante.