Los cinco alumnos de la escuela de Souto, en Paderne, buscan acomodo en otros centros tras el cierre ordenado por la Consellería de Educación
23 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Paderne también acaba de ver cerrar un colegio. Se suma a la lista de unitarias que no han sobrevivido a la despoblación del rural, a la crisis demográfica que golpea los servicios de los pequeños núcleos como el de Souto, o Fonte Moura, en Cambre, cuyos padres lucharon hasta el último momento para mantener sus puertas abiertas. Pero las unitarias están en peligro de extinción. Antes le tocó a Herves (Carral), Mesía y Vilanova (Miño).
En estos rincones los embarazos se celebran como algo colectivo. Pero en Souto, esta vez, no han alcanzado el mínimo de niños matriculados. La Xunta puso el límite en seis alumnos para mantenerla abierta un año más, pero este semestre se encontró con cinco matrículas. Los padres entienden la decisión, pero no las maneras ni el momento escogido. «Enterámonos a piques de rematar o curso, e pola propia profesora que no lo contou por WhatsApp logo de que a chamara o inspector, pero a nós non nos chamou ninguén...», relata Katy López, madre de dos mellizos que el próximo curso se sumarán a la unitaria de Carnoedo. Ella incluso llegó a llamar al inspector para quejarse «polas formas».
Desde el anuncio del cierre, la Xunta dio unos días de esperanza para encontrar un potencial alumno que salvara la unitaria. Pero sin éxito. El resto de estudiantes se repartirán entre el colegio de Betanzos y la unitaria de Areas, también en Paderne. En este municipio dejará de trabajar Susana García, quien ha impartido el curso en Souto los últimos siete años. «Da pena, pero viendo los pocos niños que hay en la zona ya se veía que esta escuela no tenía mucho futuro», explica la profesora, que probablemente se incorporará a un colegio de Culleredo.