«Nunca vimos tantos obreros», dicen los vecinos del Sol y Mar, que critican los retrasos en los trabajos

d. Vázquez OLEIROS / LA VOZ

OLEIROS

Marcos Miguez

Pavimentada la rotonda sobre el túnel, pero aún no se abrirá al tráfico rodado

02 feb 2024 . Actualizado a las 10:23 h.

La actual fase de los trabajos en el cruce de Sol y Mar, en Oleiros, fue este jueves más visual que operativa para los vecinos, que llevan tres años padeciendo unas obras que provocan desvíos y reiteradas retenciones de la zona. La pavimentación de la rotonda a la altura del cruce con la rúa Areal, así como de los viales paralelos al túnel, que continuará este viernes, es un avance, pero el asfaltado no supone la apertura de la glorieta, pendiente de la urbanización del entorno.

«Nunca vimos tantos obreros», explicaba esperanzado un comerciante, que reconocía que esta semana han proliferado los operarios que echaron en falta en verano. «Esta obra se podría haber hecho en la mitad de tiempo, pero faltó interés», comenta otra comerciante, que prefiere permanecer en el anonimato y achaca falta de respaldo municipal para reclamar agilidad al ministerio, que es quien ejecuta los trabajos en la Avenida das Mariñas, denominación de la N-VI en ese tramo urbano. «Estamos en febrero, dicen que estará para mediados de año, pero esto parece un campo de batalla», dice señalando la calle levantada, y pide que ahora Concello y Transportes se pongan de acuerdo para concluir los trabajos en la rúa Areal.

Donde han vivido también en primera línea las obras es en Atenea Street, un local especializado en cocinas. El cierre de la vía en superficie delante de su negocio complicó el acceso a sus clientes, pero nada comparado con lo que tuvieron que sufrir con las obras del túnel, donde llegaron a trabajar con tapones y anular durante dos semanas las citas. «Ahora casi no hay acera y la gente protesta», reconoce Marlene Sanmartín, una de las trabajadoras, también afectada por las restricciones a su garaje. En positivo, dice que en estos momentos «la obra va más rápido, en una semana picaron y metieron los tubos».

Hay comerciantes que aun así han apostado por esta zona en plena vorágine. Es el caso del Café... donde Laura, que abrió en enero. «Todas las obras afectan, pero a nosotros solo lo hará la parte final, no como a los vecinos que llevan con ellas tres años», explican en este negocio regentado por Laura Amelotti, donde creen que les beneficiará el nuevo diseño de la calle. En el negocio contiguo, Vagalume, explican que soportan ahora más ruido, debido a que están picado las aceras.

«Hay que pasarlo», asegura Sira Crespo, en su peluquería, diciendo que su máxima preocupación es que las palas no piquen una tubería. «No es la primera vez que me dejan sin agua», recuerda, y asegura que la renovación de la zona peatonal era muy necesaria. «Estaba con remiendos», afirma. «Llevo ya 10 años y la clientela ya me conoce, los que vienen caminando vienen igual y los que vienen en coche tienen que aparcar más lejos», relata esta peluquera sobre las incomodidades que le causa este proyecto. «Para mí, el problema no son los trabajos en la rotonda, sino cuando abran la obra en la acera porque estoy a reventar de cocidos y no sé cómo haré», explica Encarna Murias, del restaurante Luthier, que teme la llegada de la renovación de la calle a su altura. No todo son críticas. Atento a los trabajos estaba ayer Manuel Pillado, que vive en el edificio situado sobre la farmacia. «La obra no me causa ningún problema, hay que tolerarla, va quedar muy bien y era muy necesaria», dice. También se muestra comprensivo con los plazos: «Este tipo de traballos non se fan en dous días».