Pero los sueldos no se tocan

Toni Silva MIÑO / LA VOZ

MIÑO

S. Rodríguez

El gobierno local de Miño rechaza bajar sus nóminas, que el PSOE le proponía por sintonía con el plan de ajuste

20 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El plan de ajuste de Miño no ha llegado a los bolsillos del gobierno local. A principios de agosto, el Concello aprobó un duro plan financiero para empezar a devolver parte de los 12,5 millones de euros prestados por el Estado para el pago de los expropiados de Fadesa. Y ayer el partido de la oposición lanzó un órdago al alcalde y sus compañeros de gestión para que lideraran ese sacrificio. El portavoz socialista, Manuel Faraldo, les propuso regresar a las nóminas del anterior mandato: 22.500 euros brutos, una cantidad más modesta que los 38.000 que cobra el regidor, Ricardo Sánchez, y los algo más de 29.000 del teniente de alcalde, Jesús Veiga. «Deberiamos ser os edís os primeiros en dar exemplo e reducir os nosos cobros do Concello, sobre todo cando se esixe a todo o pobo grandes e continuados sacrificios», explicó Faraldo, quien también pidió que las dietas volvieran a las tarifas del mandato anterior (en este caso, casi imperceptible: de 80 a 78 euros por pleno).

Pero los dos aludidos (los únicos que cobran dedicaciones) dijeron que no. «No será el PSOE el que diga lo que tenga que rebajar», espetó el alcalde, Ricardo Sánchez, quien incluso pasó al juego de ataque: «Si alguien debería renunciar a su dieta es usted mismo -le dijo al portavoz del PSOE-, porque usted está trabajando y al mismo tiempo está en el pleno, está cobrando dos veces». Sánchez Oroza indicó además que él mismo ya se veía perjudicado por la subida del IBI «como vecino de Miño». Y el teniente de alcalde, Jesús Veiga, presentó como argumento sus 13 años en el gobierno local «cobrando solo dietas».

El pleno volvió a ser bronco y el alcalde expulsó a una vecina por increparle. Casi todo el público presente la secundó y abandonó en ese momento con duras quejas por las decisiones «dictatoriales» del regidor, al que lanzaron un irónico grito de «¡Viva Franco!». Posteriormente, a través de un comunicado, el alcalde de Miño denunció lo que considera «una estrategia de boicot» durante los últimos 27 meses por los insultos e interrupciones que recibe en los plenos. «La expulsión del hoy responde a la necesidad de conservar los mínimos de convivencia», justificó el regidor.