Hay que cuidar a ese bebé

CULLEREDO

Foto de archivo de un bebé.
Foto de archivo de un bebé. Óscar Cela

Cuando tu primera cuna es una caja de zapatos y tu primera habitación es la calle todo es desamparo

24 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando tu primera cuna es una caja de zapatos y tu primera habitación es la calle todo es desamparo. No hay el calor de un pecho que te acoja, ni una mano que te acaricie la carita una y otra vez como el regalo más maravilloso de este mundo. Ni hay lágrimas de emoción por tu nueva vida ni tampoco hay sonrisas bobas admirándote. A veces venir al mundo es una putada. El mayor dolor para un inocente que no ha pedido asomar la cabeza en toda esta oscuridad que se presenta. Nacer y no ser querido es una herida que sangra, una grieta que solo se va cerrando si cuando despiertas de ese terrible sueño te das cuenta de que lo que tienes al otro lado es un amor infinito.

El amor que se merece el bebé que fue encontrado el otro día en una caja de zapatos en el pabellón de Tarrío, en Culleredo, es lo que no debemos dejar que se esfume. Hay que darle amor, cuidado, calor, cariño, y es nuestra responsabilidad también hacer que ese recién nacido no sienta jamás que ha sido abandonado de esa manera terrible. Tenemos que acunarlo entre todos. Ayudarlo.

No quiero -ni puedo- juzgar a la persona que lo ha tenido en su vientre, pero a lo mejor sin siquiera saberlo le ha abierto a ese bebé la posibilidad de que haya un amor incondicional esperándolo en los brazos de otra mujer, de una madre que sienta que es el regalo más maravilloso de este mundo. Que llore de emoción al verlo y se le ponga la sonrisa boba cuando lo acoja en su pecho y le acaricie la cara una y otra vez.

Hay muchos niños desgraciadamente que han venido a este mundo así, pero conozco a muchísimos también que después de ese parto insufrible son el tesoro de sus padres. De unos padres que no los han parido pero los han esperado toda una vida. Ojalá el bebé de la caja de zapatos sea uno de ellos.