El paseo de O Burgo, un parque escultórico al aire libre a la espera de una gran revisión

D. Vázquez CAMBRE, CULLEREDO / LA VOZ

CULLEREDO

Algunas voces se han alzado para reclamar el mantenimiento del espacio y de las obras ubicadas en el entorno

31 ago 2020 . Actualizado a las 14:49 h.

No hay un catálogo o guía que recoja la oferta escultórica del entorno de la ría de O Burgo, quizás ese olvido haya contribuido a que no se disponga tampoco de un plan de mantenimiento que haya permitido conservar en perfectas condiciones, o al menos idóneas, unos elementos singulares y que imprimen carácter a una zona muy utilizada para paseos y actividades deportivas.

Por su singularidad y envergadura quizás el olvido más sorprendente sea el de El columpio, la obra que realizó el escultor ourensano Ramón Conde para el puente de la autopista y que se puede ver sobre la pasarela de madera que conecta la orilla de Culleredo con la de Cambre. Debería ser una atracción para las miradas, primero porque se suspende sobre el horizonte una obra de dos metros y medio de altura y también porque en su día relucía, al estar realizado en bronce dorado, pero ahora está plagado de suciedad por el paso del tiempo y porque el vuelo de los pájaros por debajo del viaducto lo han convertido en un ser verduzco al que le crecen en los hombros unas montañas de desperdicios.

El hecho de que una gotera de gran tamaño pingue casi a la misma altura es lo único que llama la atención y pide que se mire para arriba en esa zona. El esquivar esa filtración, que ha provocado un verdín en la madera, ayuda, al menos, para que el paseante repare en esta figura imponente de un coloso de 200 kilos creada en 1998, con motivo de la tercera fase del paseo marítimo de O Temple. Su ubicación se había decidido allí para facilitar su visión desde el puente medieval, pero ahora, su brillo ha sido aplacado por la suciedad. El alcalde de Cambre, Óscar García Patiño, indica que se revisará el estado de la escultura para proceder a su limpieza en cuanto se pueda.

A unos 300 metros de distancia se pueden ver otras esculturas maltratadas por el tiempo. En este caso, obra del herrero José Rey Lago, quien está asociado a la zona porque tuvo su taller junto al puente de O Burgo durante 45 años y da nombre a una sala de exposiciones en el Museo dos Muíños de Acea de Ama.

«Ha creado todo un mundo personal, en el que se mezcla el realismo con el surrealismo, lo obvio con lo simbólico, la real con lo poético», indica de este artista la web municipal de Culleredo. Sin embargo, los dos elementos que dejó como legado en la zona, las rosas con la espada y un obelisco que sostiene elementos geométricos, no pasan por sus mejores días. Desconchones y óxidos los afean e incluso han perdido parte de la iluminación que los hacía resaltar durante la noche. 

Petición popular

Vecinos de Culleredo han reclamado un mayor mantenimiento de estos elementos y desde el Concello indican que «los técnicos municipales llevaron a cabo diferentes estudios para comprobar si su estado acarreaba algún riesgo, algo que se descartó». Concluido ese trámite, el gobierno local avanza que pretende hacer «una rehabilitación en coordinación con su creador, manteniendo los materiales y su naturaleza». Asimismo, indica que barajan «reubicar algunas en otros espacios para que sean más visibles», aunque se puntualiza que «en el caso de la rosa se rehabilitará en el mismo sitio». Desde la concejalía de Cultura se matiza que «tiene la intención de convertir el paseo marítimo de O Burgo en un espacio museístico que albergará numerosas esculturas encargadas a artistas locales y nacionales, con diferentes motivos».

En este sentido, se indica que en el presupuesto de este año ya se reservó una partida para la adquisición de nuevas piezas y el mantenimiento de las existentes. «Creemos que, además del propio atractivo del paseo marítimo como zona de esparcimiento, puede funcionar como un enclave cultural», apuntan desde Cultura.