Un hombre pide a su hijo de 9 años en A Coruña que grabe su detención

Alberto Mahía / Toni Longueira A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

T. Longueira

El arrestado hirió a tres agentes tras darse a la fuga después de chocar con dos vehículos

04 ene 2023 . Actualizado a las 20:12 h.

Fue una escena durísima. La que vieron los vecinos de Francisco Catoira, en el barrio coruñés de Os Mallos, y sobre todo, la que vivieron dos niños de corta edad, uno de ellos con síndrome de Down, al ver a su padre fuera de sí siendo detenido por diez agentes de la Policía Local. Y pidiendo a uno de ellos que grabase el arresto. El crío, de 9 años, sacó su móvil entre lágrimas, y lo hizo. Un policía le preguntó qué estaba haciendo, y el pequeño le respondió: «Estoy grabando por orden de mi padre». Al tiempo que este era reducido y recibía el impacto de una pistola táser para luego introducirlo en un coche patrulla entre insultos a los agentes. Estos tuvieron que hacer uso de la fuerza una vez que el arrestado agrediese a dos de ellos, lesionándolos. La desgarradora imagen se prolongó durante media hora. En ese tiempo, tanto la madre de los menores, como estos, permanecieron en el lugar presos de los nervios. Hubo gente que se acercó para pedir a gritos que se llevaran a los niños, que es una «auténtica tragedia y vergüenza» que unos críos estuvieran sufriendo semejante experiencia. Fueron muchos los vecinos que pidieron a la mujer que evitara que los menores presenciaran aquello. 

La actitud del padre, dando patadas a la patrulla y dirigiendo todo tipo de insultos a los policías, se debía, según gritaba, a que se llevaran a él detenido y no a los dos jóvenes que, según aseguraba, le habían dado una paliza minutos antes. Más tarde se supo que el detenido había colisionado con dos vehículos en una calle próxima y se había dado a la fuga. Los ocupantes de uno de esos coches lo persiguieron hasta darle alcance. 

Todo comenzó a las 13.00 horas en la avenida de A Sardiñeira. El arrestado se disponía a entrar en su garaje de la calle Francisco Catoira cuando fue retenido por los que viajaban en el otro automóvil. En ese momento llegó la policía, que había sido alertada por un testigo. Los agentes le pidieron que se identificase y este comenzó a vociferar. No entendía que fueran hacia él, cuando se consideraba víctima de una agresión. Se puso violento y se enfrentó a los agentes, que se vieron obligados a utilizar una pistola táser para reducirlo. Todo esto, en presencia de sus hijos. Y de una multitud de personas que pedían «por favor» que se llevaran a los menores. La madre, en estado de shock, no lo hizo. Pese a que uno de los agentes se lo pidió. Intentando convencerla de que aquello no era una escena apropiada para unos niños. Pero estaba bloqueada. Una vecina se acercó y trató de desviar la atención de los menores mostrándoles un vídeo de dibujos animados y utilizando su cuerpo como pantalla para que no viesen lo que allí pasaba. Los ocupantes del otro vehículo fueron identificados, mientras tres agentes tuvieron que ser atendidos por las heridas. 

Una vez llevado al hospital para curarlo, trató de quitarle la pistola a uno de los policías

La cosa no quedó en Francisco Catoira. Continuó en el hospital, a donde lo llevaron para curarle las heridas leves que presentaba. Allí, según fuentes policiales, golpeó e intentó arrebatarle el arma a uno de los agentes que lo custodiaba, por lo que de nuevo tuvo que ser reducido. Una vez que fue curado, fue enviado a los calabozos a la espera de pasar a disposición judicial.

Testigos de los hechos recuerdan que el arrestado hizo caso omiso a los agentes que se habían desplazado al lugar y que le pedían que apagara el coche y se bajase cuando intentaba introducirse en el garaje de Francisco Catoira. Lejos de obedecer, aceleró, colisionando contra la entrada del aparcamiento. Y pese a no poder continuar, continuó pisando el pedal, hiriendo a dos agentes.

Sus compañeros lograron que saliera del vehículo. Y una vez fuera, se negó a ser detenido con violencia, por lo que los policías tuvieron que usar la pistola táser.

Una vez esposado, fue complicado introducirlo en el coche patrulla. Y ya dentro, comenzó a insultar a los agentes y a dar patadas, causando daños en el interior del vehículo. Todo eso, en presencia de sus hijos y su esposa, que no abandonaron el lugar hasta que se lo llevaron al hospital.