¿Mutilación de árboles o poda sanitaria?

Toni Silva BETANZOS / LA VOZ

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Un agresivo tratamiento en Betanzos ha despertado recelos. La empresa jardinera alega motivos de seguridad ante las fuertes borrascas

03 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La fisonomía vegetal de Betanzos sufrió un radical cambio de look entrado diciembre. Los árboles que se reparten por el casco urbano aparecieron en pocos días con la tercera parte de su volumen. Deshojados por la estación y mutilados por los jardineros, los cambios no pasaron desapercibidos para los vecinos, algunos de los cuales mostraron su extrañeza. Desde el BNG, su portavoz, Amelia Sánchez, se quejó públicamente de los métodos usados, preocupada especialmente por dos ejemplares ubicados junto a la feria, entre Bellavista y Talai. Allí cercenaron los brazos de un carballo americano y un juníperus. «En lugar de realizar unha poda, levouse a cabo unha desmouca, unha mutilación que levará esta árbore case centenaria -en alusión al carballo americano-, a secar ou, no mellor dos casos, a botar múltiples polas febles que o deixarán ao borde da morte», señaló la portavoz nacionalista a través de un comunicado de prensa.

Tras ella, se alzaron otras voces anónimas que preguntaron por la «tala radical» en buena parte de los árboles de la plaza del Campo, en el centro de la ciudad, ubicados en el perímetro del ágora brigantina, junto a las terrazas, los juzgados y a los pies de las escaleras del atrio de Santo Domingo. Todos quedaron pelados hasta el antebrazo. Pero la empresa cullerdense de jardinería contratada explicó que los árboles de la plaza García Naveira «no disponen de un sistema radicular que les dé estabilidad, por lo que si permitimos copas de gran volumen o diámetro corremos el riesgo de que pueden caer con los temporales, como ocurrió con algunos ejemplares en el 2019 en la zona de la iglesia». Además, en una plaza hormigonada, los árboles no tienen precisamente una oportunidad de alargar sus raíces de forma profunda.

En otros casos, han sido los propios vecinos los que han solicitado podas agresivas, ya que las ramas se plantaban ante las ventanas de sus fachadas, como ocurre en la calle Irmandades da Fala, en cuya zona elevada ya cayó un árbol derribado hace dos inviernos.

Precisamente las podas se realizaron antes de la entrada de la borrasca Bella, que ha castigado la costa gallega durante varios días seguidos. «En un entorno urbano hay muchos más condicionantes que en un medio natural, hay que buscar un equilibrio entre las necesidades de la población y la fisiología del árbol», señalan desde el equipo de jardinería, cuyos operarios han comprobado el papel polifacético que algunos hosteleros han hecho de algunos árboles, amarrando a ellos el cabo de un toldo.

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Lo que no crecerán son los árboles talados hace ocho años en la avenida de Castilla, en el primer año de gobierno del socialista Ramón García. Nadie discutió entonces que se eliminaran aquellos árboles cuyas ramas invadían el tráfico (los coches se escoraban el carril contrario para evitarlas), y cuyas raíces destrozaban el pavimento. Lo que nadie entiende es que, ocho años después, las aceras sigan conservando el marco de aquellos troncos con el consecuente obstáculo para los viandantes.