Todo un reto de estilo

Hugo Álvarez Domínguez CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

PACO RODRÍGUEZ

Brillante OSG en un programa que brindó el estreno de «Ekphrasis», de Nani García; un festival caribeño y ecos de Piazzola con Pacho Flores, y la batuta equilibrada de José Luis Gómez

26 abr 2025 . Actualizado a las 19:06 h.

La OSG presentó un programa plagado de peculiaridades rítmicas y estilísticas. José Luis Gómez manejó bien a una formación que brilló gracias al equilibrio entre control y ritmo de la batuta.

Se estrenó Ekphrasis, de Nani García. En dos movimientos, emplea lenguaje accesible y expresivo manejando con soltura la plantilla orquestal (aquí empezó la gran noche de una sección de percusión con mucho trabajo). La obra, de la que Gómez y la orquesta extrajeron todas sus posibilidades sonoras, destaca más por su trabajada orquestación que por su discurso; aunque es de agradable escucha.

Pacho Flores interpretó Salseando, de Roberto Sierra. La OSG se entregó a un festival caribeño que parte de una exigente escritura para una percusión impecable. La batuta halló el punto justo entre lo libre de estos ritmos y el orden para que todo se escuche, con la orquesta (en especial percusión y metal) a gran nivel. Pacho Flores, con su arsenal de trompetas, acarició el melancólico Tempo di bolero antes de arrancarse a la salsa, con ese diálogo entre virtuosismo técnico y sensibilidad marca de la casa. Cerró la obra un duelo entre Flores a la trompeta y Trigueros a los bongos. Una fiesta.

En Historias de flores y tango, de Freiberg, hay ritmos latinos y españoles. Flores extremó el rango sonoro trompetístico, luciéndose en especial en el tango (ecos piazzolianos) con una cadenza expuesta y bien resuelta que corroboró otro gran triunfo. Gómez mantuvo a la OSG en estilo en una noche en la que había que encontrar la naturaleza de esta música: lo lograron.

En las Danzas sinfónicas de West Side Story, lo sinfónico se priorizó a lo bailable. Con detalles de sumo gusto en Somewhere (Prokopenko y Spadano liderando una cuerda mágica) y en transiciones muy bien expuestas (espléndida flauta hacia el final), algunos números bailables quedaron algo rígidos, bien organizados desde la batuta, pero faltos de un plus de sal y pimienta. La OSG estuvo en buenas manos para este reto de estilo: poco más se puede decir de Flores; pero lo de Gómez a la batuta merece un gran aplauso.