
Disfrutando del bolo en la sala Don Giorgio, no pude parar de pensar en aquellos dos chavales con los que me tropecé en el 2010 y cómo les ha ido todo
25 abr 2025 . Actualizado a las 10:12 h.Fue hace 15 años cuando Misterioso Viaje Holanda salió por primera vez en este periódico en una sección llamada Emergentes. El grupo acababa de sacar un disco con gancho para el titular fácil por haber sido masterizado en Abbey Road. En esa banda se encontraban dos hermanos, Pablo y Adrián Seijas. El primero era un prometedor compositor sobre el que descansaban horas y horas escuchando a The Beatles, Blur, Radiohead y Oasis. El segundo tenía una clase a la batería impropia de un chaval ¿menor de edad entonces? El grupo no llegó a nada. Pero supuso la experiencia iniciática de dos músicos que no se iban a quedar ahí.
Adrián se convirtió pronto en El Batería de A Coruña. Ese que toca con todos y todos quieren tocar con él. Su autoridad con el instrumento resultaba insultante. Daba gusto verlo con las baquetas. «Este se va a Madrid y se convierte en el nuevo Loza», me comentaba el responsable de una sala de conciertos de la ciudad. Vio el futuro. Loza era el batería de Xoel López en Deluxe. Meses después, el chaval coruñés ponía rumbo a la capital reclamando precisamente por Xoel. Desde entonces lo tiene como su mano derecha en su condición de multiinstrumentista. Pablo, por su parte, sacó un par de discos en solitario. El segundo, Debajo del aire (2016), es una joya. Pasó desapercibida, pero es totalmente reivindicable. Búsquenla, por favor. Se lo recordé el otro día después de verlo en el Seijas Night, un precioso recital de versiones que ofrecieron en la sala Don Giorgio apelando a artistas como Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, Godzilla y Kris Kristofferson, entre otros.
Disfrutando del bolo, no pude parar de pensar en aquellos dos chavales con los que me tropecé en el 2010 para hacerles un reportaje y cómo les ha ido todo. Una historia de amor a la música, plasmada espléndidamente con esas voces y esas armonías con las que nos deleitaron en el recital, a la que le queda mucho aún. Spablo es el proyecto que se presentará estos días. Adrián, por su parte, sigue deslumbrando junto a Xoel en los escenarios de toda España.
Y hablando de amor, ambos cuentan con el aplauso de su madre. La que el otro día se le caía la baba viéndolos tocar La gota de rocío de Silvio Rodríguez, la que les ponía cuando eran unos niños, como ellos explicaron. Seguro que, como suele suceder, tiene algo -bastante- que ver en todo esto.