Los patinetes y las placas fotovoltaicas entran en la cadena del reciclaje en A Coruña

Alejandro García Chouciño
A. G. CHOUCIÑO A CORUÑA

A CORUÑA

PACO RODRÍGUEZ

En el 2023 se gestionaron 2.479 toneladas de residuos eléctricos en la provincia

27 may 2024 . Actualizado a las 17:42 h.

La revolución tecnológica ha equipado a los ciudadanos de un amplio abanico de aparatos eléctricos y electrónicos (AEE). Hace décadas, el televisor de tubo era la joya de la corona en muchos hogares. En la actualidad, uno puede perder la cuenta de las pantallas y monitores que se pueden encontrar en un piso. El crecimiento exponencial de estos equipos obligó al Estado a elaborar en el 2015 un real decreto para la correcta gestión de estos residuos, denominados RAEE. Su última modificación fue en el 2021 y estipula siete fracciones para su reciclaje —aparatos de frío, monitores, bombillas y fluorescentes, lavadoras, otros tipos de gran tamaño, de pequeño tamaño y placas fotovoltaicas—. «Es un tipo de residuo que está creciendo. Lo que más recogemos son neveras y monitores. Desde CRT a LCD», detalló Juan Diego Fernández, director de negocio de Recinor, empresa gestora del punto limpio de Ferrol. Naciones Unidas estima que la generación de estos residuos crece cada año 2,6 millones de toneladas, por lo que en el 2030 la cifra total llegaría a los 82 millones.

Supera la media nacional

En este sentido, la Fundación Ecolec, una de las organizaciones sin ánimo de lucro que centran su actividad en el reciclaje de los RAEE, gestionó en la provincia de A Coruña 2.479 toneladas de dichos restos en el 2023. Esto supone la recogida de 8,14 kilos por habitante. «Este dato está ligeramente por encima de la media nacional», sostienen. Para Luis Moreno, director de la entidad, la cifra «muestra la responsabilidad de los coruñeses con el reciclaje de RAEE para favorecer la economía circular y proteger el medio ambiente». La fundación precisa que A Coruña es la provincia de Galicia con el mayor número de toneladas gestionadas el pasado año.

A estas plantas de preparación para la reutilización y gestores finales, así como los puntos limpios, no llegan solo «objetos viejos». Es el caso de los patinetes eléctricos, que incluso sorprendieron a los empleados de Xesgal, en Santiago de Compostela. «Ya hemos visto varios y tenemos a un empleado que viene a trabajar en patinete. El joven dudó si habría comprado bien el vehículo para venir a trabajar», bromeó Rafael Sánchez, técnico ambiental. Otro aparato bastante actual que se empieza a reciclar son las placas fotovoltaicas. «Llegan sobre todo del ámbito profesional», señalaron desde Ecolec. Todos los profesionales inciden en este punto, que muchos desconocen: «A diferencia de otros tipos de residuos, en el caso de los RAEE, además de las siete fracciones, el real decreto obliga a especificar si son de origen doméstico o profesional», indicó Juan Diego. Por este motivo, las empresas no pueden llevar sus aparatos y restos a un punto limpio y los tienen que gestionar a través de un gestor de residuos final, como puede ser Xesgal, Ilunion o Prezero.

Todos los dispositivos eléctricos que se usan en el día a día pueden tener una segunda vida si se reciclan correctamente. Cada usuario se convierte en el actor principal de un proceso en el que se puede dar un final apropiado que, por un lado, ofrezca la posibilidad de su reutilización y, por otra parte, ayude a un desmontaje y una descontaminación sostenible con el medio ambiente. «Nosotros lo mandamos todo a las plantas especializadas en la recuperación del material y para intentar ir hacia una economía circular. Por ejemplo, el 90 % del plomo en la UE procede del reciclaje. Ya no viene de la minería. Consigues que lo que era un residuo pase a ser otra vez material de producción», afirmó Sánchez. Otros ejemplos de reutilización son el cobre y el aluminio.

El 90 % de estos aparatos se recogen en las tiendas

Pese a la complejidad de su gestión y fases para el reciclaje de estos residuos, los gestores recuerdan que los ciudadanos tienen dos formas muy sencillas para deshacerse de estos RAEE: con la compra de un aparato nuevo o a través del punto limpio. «Mucha gente no sabe aún que puedes devolver el aparato viejo al comprar uno nuevo sin coste alguno. Es lo que llaman uno por uno. Son obligaciones que tienen los distribuidores. El 90 % de los RAEE se recogen así», explicó Rafael Sánchez. Ecolec añade que desde el 2015 «existe la posibilidad de entregar los pequeños aparatos al final de su vida útil (teléfonos móviles, secadores de pelo, tostadoras, etcétera) a puntos de venta de electrodomésticos con una superficie de venta superior a 400 metros cuadrados».

En el caso de que no exista un nuevo sustituto para ese residuo, la otra alternativa es acudir a un punto limpio. Siempre es aconsejable llamar primero, ya que los servicios pueden variar en función del municipio. «En nuestro caso, el particular tiene que acreditar su padrón con el DNI, que sea alguien de Ferrol. Se le toma nota y se le abre ficha porque no pueden traer todo lo que quieran de golpe. Hay unas cantidades limitadas al mes por persona», precisó Juan Diego Fernández. «La gente más joven es la que más viene. Al final todo es educación. Si lo metes en las aulas consigues que las nuevas generaciones ya vengan aprendidas», añadió el director de negocio de Recinor.

Rafael Sánchez, técnico ambiental de xesgal: «Antes un televisor había que pagarlo a plazos. Ahora vas a la superficie comercial y te lo llevas debajo del brazo»

PACO RODRÍGUEZ

Lleva desde el 2007 gestionando restos eléctricos en el polígono de Boisaca, en Santiago de Compostela. Su reflexión es que, en general, «la cosa cambió para mejor. Y mucho». Pero aún queda bastante camino por hacer. Rafael Sánchez es técnico ambiental de la empresa Xesgal.

—¿En qué fase de la gestión se encuentran?

—Hacemos dos tipos de gestión. Una en la que trabajamos directamente con los Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP), que tienen sus propios puntos de recogida y gestión. Además tenemos empresas e instituciones, como la Xunta, que directamente contactan con nosotros. Solo llevamos RAEE, no llevamos ningún otro tipo de desperdicio. Es un residuo muy específico y abarca mucho.

—¿Son peligrosos?

—En la mayoría, el problema de contaminación que tienen es sobre el medio ambiente, no son dañinos para las personas. Nosotros lo mandamos todo a las plantas especializadas en recuperación del material para su reaprovechamiento.

—Buscarles una segunda vida.

—Sí, pero hay muchos aparatos que no se pueden volver a poner en el mercado porque el coste energético que tendría usarlo no sería beneficioso. Por ejemplo, lo que consume un frigorífico de 20 años en un mes es muy superior a lo que costaría reciclar o sacar sus metales y volver a fabricar uno nuevo con un consumo más eficiente. Hay limitaciones según la clasificación energética para que puedan ser reutilizados. No es solo el coste del reciclaje, sino también el coste energético de que funcione ese aparato. Por eso casi todos los años hay plan renove para retirar los aparatos que más consumen y sustituirlos por los de bajo consumo.

—¿Se ha acortado la vida de estos aparatos?

—Los fabricantes están intentando alargar la vida útil de estos aparatos, pero sí que se notó desde el 2010 hasta ahora. Duran menos, pero también tienen menor coste. Antes un televisor había que pagarlo a plazos, ahora vas a la superficie comercial y te lo llevas debajo del brazo. Si abaratan costes, también la calidad se ve resentida. Eso también influye. Antes casi nadie tenía un lavavajillas. Era un artículo de lujo. Ahora es raro que no haya uno en la casa. Eso va todo vinculado a la tecnología.

—¿Estamos los gallegos concienciados?

—No he visto las últimas encuestas. Pero Galicia estuvo casi siempre entre las cuatro primeras comunidades en toneladas recicladas. Que no somos lo mismo en población. Eso destaca que en Galicia siempre hubo conciencia y creo que tenemos gran cantidad de puntos limpios que facilita la entrega. Que no están en las mejores condiciones, pero eso ya es otro tema. A veces dan pena. Les entran de noche para sacar los metales y dejan los aparatos destrozados. Sin ser conscientes de que si rompen una nevera están manipulando el aceite que lleva en el circuito, más gases de efecto invernadero que hay dentro. Entonces, si lo destrozas para sacar el metal, en el fondo ya estás contaminando el medio ambiente, y el efecto del reciclaje será mínimo.