Ucranianos en A Coruña: «Huimos del país por nuestros hijos, pero pensando en volver»

Caterina Devesa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Oleksander Khvostikov con su mujer Olena y sus dos hijos Anna-María y Nikita, de 11 y 3 años, llegaron a A Coruña en marzo del 2022
Oleksander Khvostikov con su mujer Olena y sus dos hijos Anna-María y Nikita, de 11 y 3 años, llegaron a A Coruña en marzo del 2022 ANGEL MANSO

La comunidad ucraniana de la ciudad relata dos años después del inicio del conflicto cómo la invasión rusa les ha cambiado la vida: «Mi madre y mi suegra siguen allí»

25 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando salieron de Ucrania hacia A Coruña hace casi dos años pensaban que era algo temporal. «Nos fuimos el 27 de marzo del 2022, tras hacernos movido de nuestro piso en Kiev a una casa que tenemos en un pueblo próximo», relata Oleksander Khvostikov, que tuvo claro que él y su familia debían abandonar Ucrania. «El 8 de marzo salimos de casa y a la hora vimos 50 tanques rusos, nos fuimos por la seguridad de nuestros hijos, pero pensábamos que era algo de unos meses y que podríamos volver», dice el hombre que se marchó del país con su mujer, Olena Khvostikova, y sus dos hijos, Anna María, de 11 años, y Nikita, de 3.

La niña recuerda perfectamente el día que comenzó la invasión rusa, el 24 de febrero de hace dos años. «Estábamos ya en cama para dormir cuando de repente escuchamos las bombas y ya salimos a mirar, vimos el cielo como con niebla y se veían las explosiones. Al día siguiente tenía piscina en el cole, recuerdo ir a preguntarles a mis padres si iba a ir a clase, me dijeron que no y ya no volví nunca más a mi escuela», dice Anna María. Las jornadas siguientes no fueron mejores. «En la casa del pueblo nos pasaban por encima los aviones. No sabíamos si eran rusos o ucranianos, la niña estaba fuera y pasó uno y se asustó muchísimo. Subió a su habitación, se metió debajo de la cama y empezó a llorar», relata su padre, que dice que nunca pensó que fuesen a ser invadidos por Rusia. «Tuve claro que nos teníamos que ir por la seguridad de mi familia. Si no tuviera hijos sería diferente».

Vital Shenets llegó con su mujer y su hijo a Galicia en abril del 2022
Vital Shenets llegó con su mujer y su hijo a Galicia en abril del 2022 ANGEL MANSO

Desde Kiev llegó también su compatriota Vital Shenets. Lo hizo un mes después. «Nos fuimos de Ucrania a finales de abril mi mujer y mi hijo de 15 años. Tenemos otros dos hijos mayores, que viven en otros países de Europa», apunta el hombre, ingeniero informático. «Sigo trabajando para mi empresa desde A Coruña», apunta. Ahora que se han cumplido dos años desde el inicio de la invasión rusa pide que nadie olvide el conflicto. «Si Rusia gana no solo perderá Ucrania, perderá Europa y el mundo».

Porque tanto él como Oleksander manifiestan que está en juego la paz mundial. «Salimos todos los sábados a manifestarnos, como ayer. La guerra pueda estallar en cualquier lugar y si Ucrania pierde, Rusia no va a parar, va a seguir con más países. Para mí era imposible que Ucrania entrase en guerra y mira», dice Oleksander, que se muestra muy a agradecido con los coruñeses. «Estamos muy agradecidos con la acogida que nos han dado. Hay quien ayuda económicamente, quien lo hace donando alimentos y quien no tiene recursos puede hacerlo simplemente apoyando nuestras concentraciones», dice el hombre, que estudia en el IES Universidade Laboral de Culleredo el ciclo de Energías Renovables «Cambié completamente de sector. Soy licenciado en Economía y Derecho. Estoy deseando poder trabajar», dice.

Porque empezar una nueva vida no fue fácil para ellos. «Vinimos en uno de los buses que fletó AGA-Ucraina desde Truskavets. Llegamos a A Coruña, luego nos acogió una familia en Lugo. Después, volvimos aquí porque mi mujer, que trabaja en estética, en micropigmentación, consiguió un empleo y pudimos alquiler un piso», dice Oleksander. Para aprender el idioma, el matrimonio acudió a clases de español. Su hija mayor lo habla ya perfectamente, mientras que al pequeño le cuesta leerlo. «Mi profesora y todos mis compañeros del Concepción Arenal me ayudarnos mucho», dice Anna María, que está completamente integrada. Más difícil fue para el hijo de Vitali, adolescente. «Estudia en el Eusebio da Guarda, tiene compañeros, pero no amigos y los que tenía en Ucrania están cada uno en un país. Habla mucho con ellos. Le costó mucho adaptarse, ya que no quería aprender otro idioma, le hubiese gustado que nos quedásemos en Polonia o e un país más próximo, pero en España y, en concreto en Galicia, la gente es muy hospitalaria. Nos han acogido muy bien. Antes de saber el idioma notábamos ya por sus miradas ese cariño», dice el hombre.

Igual de agradecido está Oleksander. «España nos ha abierto las puertas, desde que llegamos pudimos tener el permiso de residencia para trabajar y tener acceso a todos los recursos, como la Sanidad».

Familias separadas: «Mi madre y mi suegra siguen en Ucrania, son médicas»

La mujer de Vital suele acudir con él a las concentraciones que todos los sábados realiza Aga- Ucraína, entidad con la que colabora como técnico de sonido. «Mi mujer canta y lo ha hecho en muchas manifestaciones, pero ahora que se cumplen dos años de guerra casi no puede hablar del tema y en la concentración de este sábado no fue capaz de cantar», dice.

En su caso, salieron del país por su cuenta. «Cogimos nuestras mochilas, sacos de dormir y tiendas de campaña porque íbamos a irnos a pie. Tuvimos suerte porque unos conocidos se iban y nos fuimos en su furgoneta hasta Eslovaquia. Ellos se quedaron allí y nosotros cogimos varios autobuses hasta A Coruña. Una amiga nos había hablado de Galicia y por eso vinimos», comenta Vital.

Igual que él, la familia de Oleksander anhela volver a su hogar. «Mi madre y la de Olena siguen en Ucrania, las dos son médicas y no se quieren ir porque quieren ayudar allí a la gente», apunta el hombre, que dice que ellos ayudan como pueden desde A Coruña y pide a quien no pueda colaborar con Ucrania con dinero o productos que lo haga con su voz: «Que nos acompañen en las concentraciones», dice.