Un honesto final feliz

Hugo Álvarez Domínguez CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

Miren Urbieta-Vega y Marina Monzó lograron opacar el brillo de Aida Garifullina, que canceló por enfermedad 48 horas antes del cierre de temporada de Amigos de la Ópera

16 dic 2023 . Actualizado a las 18:48 h.

La cancelación por enfermedad de Aida Garifullina 48 horas antes del concierto (huele a espantada a kilómetros) casi arruina el cierre de temporada de Amigos de la Ópera: era la cara estelar de la programación. Contra todo pronóstico, en tiempo récord se consiguió a dos sopranos que se repartieron las piezas previstas y todo acabó bien. Fue casi un milagro. Felicidades a la asociación y un aplauso a los arrestos de Miren Urbieta-Vega y Marina Monzó por afrontar el recital con apenas un ensayo. Chapeau!

Urbieta-Vega, lírica pura, mostró voz de color atractivo y bien timbrada. En la primera parte (con la dificilísima Mercè, dilette amiche y la emblemática Casta diva) estuvo más cauta y en la segunda (con un Depuis le jour donde se prodigó en sonidos flotados; y un Ebben, ne andrò lontana de manual) mostró su potencial: tiene clase y escuela, y el canto es elegante. A veces se puede pedir más carne en el centro o fraseo más enfático; pero es una cantante de todo respeto.

Monzó está en su mejor momento: el timbre es personal, el centro ha ganado cuerpo y mordente; y el agudo suena desahogado. Se lució en el canto picado de un Je veux vivre de tempo vertiginoso y firmó una sobresaliente Me llaman la primorosa (cómoda en los trinos, coronada con una cadenza impecable y un agudo redondo y bien colocado). El aria de Mazeppa mostró su sensibilidad fraseando; mientras que I feel pretty no se ajusta a su vocalidad natural. Se adueñó del escenario con espléndida madurez.

José Miguel Pérez-Sierra cuidó de las cantantes. En las piezas orquestales, mejor las explosiones dramáticas de Puccini (en especial el Intermezzo de Manon Lescaut) o la intimidad de la Pavana de Fauré que un Verdi cuyo discurso pudo estar mejor ordenado. La OSG cumplió sin problemas, con notables solos de arpa en el Vals de las flores y de flauta en la mencionada Pavana.

El público estuvo generoso y se demostró que, sobre el escenario, las artistas honestas pueden opacar el brillo de supuestas estrellas rutilantes. Esta noche ambas lo lograron.