Pablo López, guitarrista sorpresa en el concierto de un músico gallego en un pub del Orzán

A CORUÑA

Pablo López tocando en un pub de A Coruña el jueves
Pablo López tocando en un pub de A Coruña el jueves

El artista malagueño pidió al músico local tocar con él y acabó metido de lleno en una fiesta con futbolín y canciones de Coque Malla y Extremoduro

26 sep 2023 . Actualizado a las 10:34 h.

Iba a ser un concierto en solitario, pero el jueves noche Ramiro Edreira acabó teniendo un acompañante de lujo, al que ni siquiera reconoció. Actuaba en el pub Cazuza del Orzán coruñés, un emblema del rock en la ciudad donde probablemente nunca han sonado canciones como El patio o El abrazo más grande de todos los tiempos de Pablo López. Fue entonces cuando un tipo se ofreció a tocar con él. «De la nada, un pavo encantador se ofrece a tocar conmigo. Lo único que yo sé de este tío es que toca muy bien y le flipa la música», explica Edreira en sus redes sociales.

El tipo en cuestión coge la guitarra y se une a la fiesta. Acompaña temas de Edreira, corea con todo el bar el No puedo vivir sin ti de Coque Malla y hasta se anima con Extremoduro (cayeron Golfa y So payaso), a las que se suman compañeros de equipo deportivo del músico local, que juega al fútbol americano en el Towers Football. Una noche con muchas risas, mucha música y hasta alguna partida de futbolín.

Hasta aquí, todo normal. De no ser porque el tipo que humildemente pidió sumarse a la juerga era el músico malagueño Pablo López, todo un superventas, con varios discos de oro y platino. Y, sobre todo, un enamorado de la música, capaz de aparecer un jueves noche en un pub de una ciudad gallega y ponerse a tocar, sin explicar quién es ni buscar protagonismo.

«Tras acabar el concierto por todo lo alto, me entero de que este tío es el fokin @pablolopezmusic (...) del que me quedo no con un famoso, sino con un tío al que realmente le flipa la música», concluye Ramiro Edreira en su explicación de una noche que él mismo califica como «un poco surrealista».

Lo cierto es que a Pablo López se le pudo ver completamente metido en ambiente, concentrado y apasionado al tocar, compartiendo la fiesta y luego haciéndose fotos con las camareras del Cazuza, sorprendidas por una visita que para nada esperaban. 

Quienes compartieron noche con él se quedan con su naturalidad. «Llegó con gente de su equipo y se puso a tomar algo. Luego nos explicaron que venían de una actuación y que buscaban echar un futbolín. Buscaron en Google y les salió el Cazuza. A Pablo le apetecía música en directo, y hasta tuvieron la suerte de que había un concierto. Entraron como unos clientes más, nadie se dio cuenta», explica Carlos Pastoriza, que asistió al concierto de Edreira, del que es amigo. 

Pasó un buen rato hasta que Carlos reconoció a López. «Se giró a hablar conmigo, porque Ramiro nos estaba haciendo bromas, y me pareció que era él, pero tampoco estaba seguro. Tuve que comprobar los tatuajes en Internet ja ja. El tío es un flipado de la música. Estaba viendo el concierto y diciendo: ''Esto está guapo, pero yo le haría tal arreglo...". Al final nos preguntó si éramos amigos del cantante y nos dijo que le gustaría tocar con él, pero que no sabía si le molestaría. Así que le animamos a salir. Cogió una de las guitarras y allí se pusieron los dos. Ramiro ni sabía quién era. Tocaron dos canciones y no le dejó repetir ja ja. Luego al final del concierto le contamos quién era, y sí tocaron tres o cuatro más. Pablo López es un crac, en 30 segundos sacaba las canciones de oído», detalla.

El malagueño también echó cuatro o cinco partidas de futbolín. «Alguna compartimos y ganamos, se fue encantado. Creo que estuvo a gusto porque se le trató como a alguien completamente normal. Cuando empezó a venir gente que sí le reconocía fue cuando se marchó», añade Pastoriza.