Instrucciones para usar un noray

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Al posar el culo, no se cruzan las piernas frívolamente, como si uno estuviese trasegando gintonics en Matogrande

06 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Se agarran un muelle, un noray y una maroma con un petrolero de 100.000 toneladas al final. Se arrima el barco al muelle. Se amarra el cabo al noray y queda atracado el buque. Si uno no tiene a mano un paquebote de 100.000 toneladas, el noray admite otros usos. Por ejemplo, se da uno un paseo por el puerto, de la Dársena a Calvo Sotelo, se elige uno de los noráis huérfanos de barcos que duermen al borde del agua, y se acomoda uno en el bolardo a ver pasar las nubes y las gaviotas.

Pero, ojo, para instalarse en un noray, aunque parezca un ejercicio trivial, no vale cualquiera. Uno no acude al noray como si asaltase el taburete de un pub o la banqueta de una tasca. Uno va al noray a presentarle sus respetos al Atlántico, así que, hay que entrarle en silencio y con solemnidad.

En el noray, uno nunca se sienta de espaldas al mar para contemplar las galerías de la Marina como si fuese uno de esos turistas con palo de selfi y ortodoncia de Lincolnshire que se acaban de bajar de un trasatlántico en busca de cerveza barata y paella made in Galicia. Al océano hay que adorarlo, por eso, cuando uno se sienta ante él, lo hace con una genuflexión previa, como en una catedral. 

Al posar el culo en el noray, no se cruzan las piernas frívolamente, como si uno estuviese trasegando gintonics en Matogrande. Al noray hay que abordarlo a horcajadas, como si fuese uno a montar un purasangre, con la elegancia legendaria y sobria del wéstern. 

Desde el bolardo número uno, que cae junto a la caseta de los prácticos, vamos rodeando el cantil en busca de nuestro pivote favorito, que en mi caso es el siete (aunque hay tantos sietes como muelles). Si te sientas en el noray número siete, mientras miras cómo zozobra el mar en su redil portuario, puedes oír crecer las hierbas y las flores en el empedrado.