Están los nombres oficiales. Y, luego, los que adopta la ciudadanía por su cuenta
30 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Están los nombres oficiales. Y, luego, los que adopta la ciudadanía por su cuenta. Unos permanecen más allá del sentido que tuvieron en su día y quedan como marcas indelebles en la conversación local... hasta que empiezan a desvanecerse. Me pregunto hasta cuándo se seguirá llamando «edifico del Banco Pastor» al inmueble que hace esquina entre las calles Fernández Latorre y Doctor Hervada, en Cuatro Caminos. Es más, pienso en el día en el que un niño vaya más allá de la inercia y pregunte: «¿Por qué lo llamáis edificio del Banco Pastor? ¿Qué es eso?» Y, de pronto, uno se sienta como aquel abuelo que con voz trémula hablaba del trole o el cine Savoy.
La histórica entidad bancaria coruñesa ya no existe. En lugar de aquel rótulo, que incluía su mítico cuadrado en el que se fundían las letras B y P, luce ahora el del Banco Santander. Es el gigante que lo absorbió. Por ahora, nadie lo llama «el edificio del Banco Santander». Y supongo que esa nomenclatura tendrá menos futuro aún cuando se instalen familias en las viviendas anunciadas, dando un nuevo uso a los pisos. Otrora acogían oficinas de contables y reuniones de ejecutivos de banca. En nada, lentejas caseras, ratos frente al televisor y cuentos antes de dormir.
Quedará por ver si al niño que escuchará esos cuentos le valdrá la explicación de la nomenclatura. ¿La mantendrá viva? ¿Ocurrirá lo mismo que con la nave de Continente, el edificio de El Pote o la calle de Barros? Realmente, ya nadie habla de ellos de así. Ni siquiera los que lo vivieron. En su más que probable cuenta atrás hacia el olvido, el nombre de «edificio del Banco Pastor» lo tiene complicado para encontrar un asidero que lo salve. En unos años decir eso va ser como hablar del Pryca de Los Rosales.