Riqueza vocal y temperamento

Antón de Santiago CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

ANGEL MANSO

La soprano madrileña Saioa Hernández, el tenor italiano Francesco Galasso y Borja Mariño ofrecieron la quinta función de la Programación Lírica

25 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En la 5.ª función de la Programación Lírica 21 continuó el desfile de grandes voces. La soprano madrileña Saioa Hernández y el tenor italiano Francesco Galasso. Al piano, el vigués Borja Mariño.

Se inició con el nacimiento del melodrama romántico verdiano, etapa que él llamó «años de galera». Salió Saioa con su voz ancha y rica y su temperamento, plantando cara a Attilla (1846) apelando al santo amor a la patria. Siguió Galasso con el impulso de Corrado (Il Corsaro,1848) contra los islamitas. Después de Per diruppi e per foreste (Por barrancos y por bosques), de I Lombardi alla prima Crociata (1843), se llegó a otro de los hitos: Macbeth, con el lamento A la paterna mano y ella con el arrebato ambicioso de Lady Macbeth.

Convincentes en los fragmentos de fuerza. Saioa mostrando una gran paleta tímbrica, sonidos recogidos y aterciopelados y otros un tanto aristados, si bien útiles para la Lady. Con su excelente y extensa voz de tenor spinto, él incurre en guturalidades que merman la línea de canto.

Llegó la estética verista. Lo cantable tiene otros caminos y lo declamatorio otros saltos interválicos. Puccini y su Tosca de 1900. Galasso abordó E lucevan le stelle versión un tanto lejana de otros paradigmas. Manon Lescaut fue el primer gran éxito de Puccini (1893). La pareja inició con la tremenda escena del abandono en el desierto, Sola, perduta, abbandonata hasta su muerte. Había otros dos veristas: Francesco Cilea con su Adriana Lecouvrier y Umberto Giordano con Andrea Chenier. La fuerza dramática llegó al público, que aplaudió entusiasta.

Y en las propinas se entró en otra dimensión: la Zarzuela, que tanto ella como él aman sin recato. Rápidamente ofrecieron el dúo de La leyenda del beso de Soutullo y Vert. Ella añadió Lágrimas mías, de El anillo de Hierro, de Marqués. Galasso ofreció la napolitana Tu ca nun Chiagne, ardorosa serenata que cantó con total entrega. (Ay, si en todo le salieran sonidos así de redondos y hermosos). Cumplieron con el dúo de El gato montés, de Penella. Borja Mariño nos obsequió con Fantasía sobre Attilla de Leybach e Intermezzo de Manon Lescaut, además de acompañar a los cantantes. En todo, magnífico.