Luciano Gómez: «Llevo en el Conservatorio desde el principio, ya me va tocando retirarme»

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

El centro de titularidad provincial celebra sus 30 años de historia en la ciudad

24 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Conservatorio Profesional de Danza acaba de cumplir 30 años. Tres décadas en las que ha estado al frente del mismo, desde su origen, Luciano Gómez. Una larga relación que se ha transformado casi en identidad, de manera que cuesta referirse a la institución sin pensar en el bailarín y viceversa. Para la celebración del aniversario contaron con la presencia de Julio Bocca inaugurando con una clase magistral el ciclo Mar en Danza: «Un auténtico lujo», asegura el director en una conversación en la que echa la vista atrás, pero siempre con un ojo en el futuro.

-¿Cómo ha cambiado el Conservatorio en estos años?

-Como centro de formación nos hemos mantenido con un número de alumnos más o menos estable año tras año. Eso sí, siempre con muchas más mujeres que hombres. No sé por qué sucede eso, porque hoy en día la danza está totalmente integrada, hay competiciones en la televisión...

-¿Los alumnos vienen por vocación propia o paterna?

-Se mezclan las dos cosas, porque suelen empezar muy pronto, a los siete u ocho años -aunque yo no veo mal que empiecen algo más tarde-, y a esas edades lo que prima, obviamente, es la voluntad de los padres. Está bien, es un modo de exponer a los niños a este arte y ver si les gusta. Y a esos, a los que les gusta, se les suele notar desde el principio y ya son ellos los que tiran después de los padres para seguir. Así es como debe ser, porque lo que no queremos bajo ningún concepto es que venga un alumno forzado. Ya es bastante sacrificada la disciplina de la danza como para que te obliguen a hacerla. Y es una carrera larga, son diez años entre grado elemental y profesional. ¡Como para venir a disgusto!

-¿A usted le empujaron sus padres?

-¡Al contrario! No querían que bailara. Yo empecé bailando folklore en el Ballet Gallego Rey de Viana, pero siendo ya un mocito, no un niño. Y ahí fue donde descubrí la danza clásica. Tuve grandes profesores, como Carmen Roche y Víctor Ullate, que en ese momento tenían su escuela en Bruselas porque era donde estaba el coreógrafo Maurice Béjart, con el que bailaban. Les pregunté si podía ir a formarme con ellos, me aceptaron y estuve allí tres años, antes de dar el salto a EE. UU. para bailar profesionalmente.

-Pero regresó a casa.

-Y surgió la oportunidad de presentarme a la plaza para dirigir el Conservatorio. Estoy aquí desde el origen, desde 1990, y ya me va tocando retirarme.

-¿Cómo fueron los inicios?

-Era muy joven, tenía 34 años, no había ningún centro oficial y todo el equipo estaba muy ilusionado. Tuvimos el apoyo de gente como mi maestra, Carmen Roche, que durante años vino para ayudarnos con la programación del Conservatorio, y de otros profesionales que hemos ido trayendo para dar cursos tanto al alumnado como al profesorado. Creo que hemos sabido renovarnos todos los años y hemos mantenido así la ilusión. Personalmente estoy muy satisfecho, pero quedan muchas cosas por hacer.

-Habla de su retiro. ¿Teme que el Conservatorio esté demasiado ligado a su nombre?

-Espero que no. Personalmente estoy encantado de que me identifiquen con el Conservatorio, pero tiene que tener su identidad propia, tiene que seguir y hay personal para que así suceda.

-¿Se ha conseguido crear cultura de danza en A Coruña?

-En esta ciudad gusta mucho la danza, así lo demuestra el hecho de que siempre que vienen espectáculos, ya sean de clásica o de contemporánea, los teatros se llenan. Eso sí, lo que nos falta aquí, y en Galicia y en España en general, es que se creen compañías profesionales de danza en las que nuestros alumnos puedan encontrar un trabajo. Porque es muy triste, pero parece que estamos formando a gente para el paro. Una vez terminan no tienen dónde trabajar, no hay centros en los que emplearse. ¿La alternativa? Irse al extranjero, que es lo que hacen los alumnos que han sobresalido y que han tenido la suerte de conseguir un trabajo fuera. Pero hay muchos que quieren quedarse aquí, que quieren apostar por la cultura de su ciudad. Estos tienen que buscarse la vida de otras maneras, en grupos de baile más pequeños, pero que no cuentan con el apoyo monetario imprescindible para vivir de esto.

«Necesitamos apoyos para crear compañías profesionales de danza»

Luciano Gómez demanda mayores oportunidades profesionales para los alumnos del Conservatorio.

-Tienen a alumnos bailando más allá de nuestras fronteras ¿Le apena cuando se van a bailar fuera de España?

-¡Al revés, lo celebro! Tenemos unos cuantos casos y es magnífico, un triunfo. Y tenemos otros éxitos, infinidad de alumnos que han salido y están bailando en otras compañías o se han dedicado a la enseñanza. Es muy complicado, eso sí. En España no abundan las ofertas. Insisto en la necesidad de apoyar la creación de compañías profesionales de danza para que nuestros alumnos puedan bailar y, lo más importante, la gente pueda disfrutarlo.

-¿El covid les ha pasado factura?

-Claro, ha sido un año muy raro. Primero con todo parado por el confinamiento, después, este mes de enero, mandaron a los alumnos de todos los conservatorios -música y danza- para casa, y estuvieron con clases on line. ¡Imagínate tú dar clase de danza por ordenador!

-¿Cómo se hace eso?

-Improvisando. Los profesores estábamos en el centro, dábamos la clase desde el Conservatorio, con el pianista al lado, y los alumnos nos iban siguiendo desde sus casas con sus pantallas y con el espacio del que disponía cada uno. Cada cual iba apañándose como podía. No es el concepto que teníamos todos de enseñar danza. Tienes que estar transmitiendo al alumno un sentimiento, una energía que a través de la pantalla es muy difícil que llegue. Además, está todo el tema técnico, el sonido va con retardo, lo que ves está fuera de música... Pero te vas acostumbrando a que lo que tú crees que tiene que ser, sea pero un segundo después. Fue algo muy extraño.