El plan para el parque nos emplaza a imaginar un futuro que continúe una de las mejores acciones hechas por el anterior gobierno municipal: abrir el parque a la calle Palomar y a la avenida de Fisterra
07 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.La veíamos este jueves en la portada de este periódico. Marcos Míguez captaba perfectamente con su foto la mezcla de belleza y abandono que muestra en la actualidad el parque de Santa Margarita. Robustos árboles luciendo su esplendor primaveral junto a bancos con el respaldo caído y farolas torcidas sin tulipas. Es la situación de aquel gran espacio natural proyectado a principios del siglo XX e inaugurado finalmente en 1977. Aspiraba a ser la zona verde más grande de la ciudad. Podía haber sido mayor. El arquitecto Juan González Cebrián, que tomó las riendas del proyecto en 1947 tras ganar en 1945 el Premio Nacional de Arquitectura, la proyectó hasta Juan Flórez. ¿Se lo imaginan? No solo eso, en el centro se empezó a construir un edificio con la intención de albergar un museo de arte contemporáneo. Es, sí, el palacete que acoge hoy en día la Casa de las Ciencias.
En los ochenta, novísimo, se convirtió en uno de los lugares oficiales de esparcimiento para los coruñeses, espacio de romerías populares, espectáculos familiares y alternativa al refinamiento de los jardines de Méndez Núñez. Sin embargo, poco a poco, la ciudad le fue dando la espalda, viendo cómo se deterioraba ante el gesto triste de sus habituales, sin que nadie hiciera mucho ruido. Cuando se acude, generalmente con la imagen mitificada de aquella infancia impresionable, se encuentra con esa sensación de abandono perenne. En eso empata tristemente con Méndez Núñez. Por eso ese plan nos hace sonreír. Y nos emplaza a imaginar un futuro que continúe una de las mejores acciones hechas por el anterior gobierno municipal: abrir el parque a la calle Palomar y a la avenida de Fisterra. Toca ahora seguir con lo que se hizo bien. Como debe ser.