Xabier Anduaga, tenor con 25 años: «Ser normal es lo que más me gusta»

Montse Carneiro A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Xabier Anduaga (San Sebastián, 1995) se inició en la música a los 7 años en el Orfeón Donostiarra
Xabier Anduaga (San Sebastián, 1995) se inició en la música a los 7 años en el Orfeón Donostiarra

El cantante vasco, uno de los más prometedores de la escena operística internacional, ofrece este viernes en A Coruña un extraordinario concierto con la soprano Jessica Pratt y la OSG dentro de la Programación Lírica

15 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Voz del Orfeón Donostiarra desde los 7 años, Xabier Anduaga (San Sebastián, 1995) es uno de los tenores más prometedores de la escena internacional. Este viernes llega al Teatro Colón de A Coruña (20.00 horas) para dar un concierto excepcional, en el marco de la Programación Lírica, acompañado de la soprano Jessica Pratt, habitual en las temporadas del Metropolitan, y la OSG, bajo la dirección de José Miguel Pérez Sierra. Interpretarán, entre otras, pasajes de La Traviata, Lucia di Lammermoor y El barbero de Sevilla.

-La última vez que estuvo aquí fue invitado por Alberto Zedda, con el que debutó en Pésaro. ¿Qué sensación tiene en su regreso?

-Zedda fue una de las personas más importantes de mi carrera. Íbamos a hacer La Cenerentola en Italia y me llamó para decirme que iba a dar un curso, que viniera. Preparamos la ópera y al final no pudimos hacerla porque Zedda murió. Nunca voy a olvidar aquel curso. Volver es muy especial, y más con Jessica Pratt. Creo que va ser un recital muy bonito.

-Ya han cantando juntos -de hecho, el sábado se proyectará «El castillo de Kennilworth», que hicieron en el Festival Donizetti de Bérgamo-, pero en España será la primera vez.

-Para mí poder cantar con una de las mejores belcantistas del mundo es un honor inmenso. Tengo la suerte de que, aparte de la relación artística, somos amigos y sé que voy a disfrutar de este concierto. Más que nada porque cuando hay una buena relación personal la complicidad se ve sobre el escenario y es bueno para el público, porque lo disfruta más.

-El programa es exigente.

-Todo el repertorio del bel canto es exigente vocalmente, porque te lleva al extremo. Pero es un repertorio que llevo casi cuatro años afrontando. Me siento cómodo y con ganas de enseñar en España lo que estoy haciendo por el mundo.

-Ha recibido el prestigioso Operalia y no tiene huecos en la agenda. ¿Cómo se lo toma el reconocimiento que ha cosechado en los últimos años?

-Sinceramente, no me he dado cuenta. Solo me daba cuenta de que estaba trabajando día a día junto a mi profesora, Elena Barbé, que también es mi pareja. Vivíamos día a día, estudiábamos las obras, íbamos a los teatros, cantábamos. Y es verdad que cuando me dieron el premio sí que me di cuenta de lo que había pasado y que en este tiempo que llevaba cantando las cosas se estaban haciendo bien. Operalia me avisó de que algo estaba cambiando, que mi nombre ya dejaba de ser el de un chaval que llega a un teatro y a ver qué hace. Empezó a conocerme más gente en todo el mundo, y empezaron a verme como un cantante, no como un chico joven que va a cantar a los sitios. 

-Y en junio debuta en Madrid. ¿Alguna cita especial en la agendara?

-Tengo muchas cosas de las que no puedo hablar, porque no han salido todavía las programaciones. Para mí es muy importante volver a los teatros en los que ya he cantado, en París o en Hamburgo. Pero sí, debutar en el Teatro Real de Madrid probablemente sea lo que más ilusión me hace. Para alguien que viaja siempre, cantar en casa es el mayor orgullo. Si los teatros nos dan el valor que nos dan a los cantantes españoles creo que debemos agradecérselo cantando bien. Y yo me siento muy orgulloso de sentirme qerido por los teatros españoles

-Llegado a este punto, ¿cómo se plantea su carrera?

-Sin prisa. Y más después de la pandemia que estamos viviendo, que no sabemos cómo vamos a salir adelante con los teatros, espero que bien. Para mí lo más importante es haber podido hacer poco a poco una técnica sólida para mi voz, haber tenido la oportunidad de cantar en muchos teatros y estar mucho tiempo sobre los escenarios con los artistas con los que he estado hasta ahora. Eso me gustaría, seguir esa línea. El futuro dirá. Sinceramente, después de esta pandemia está claro que nunca sabremos dónde vamos a estar en seis meses. Prefiero pensar que ahora tengo una ilusión y un orgullo gigante por poder estar en A Coruña cantando con Jessica Pratt. Prepararme, ensayar bien, cantar bien y que la gente disfrute. Y al siguiente proyecto. Y que sea paso a paso. Llegaré a donde tenga que llegar, pero no me pongo metas ni objetivos ni tampoco techos.

-¿No tiene prisa por hacer ciertos papeles?

-Tengo muchas ganas de cantar muchos papeles, pero sé que poco a poco los iré haciendo. La progresión en roles y repertorio debe ser orgánica para no querer hacer las cosas antes de tiempo.

-¿Qué papeles?

-Me gustan mucho los que hago, L’elisir d’amore o Don Pasquale. Pero siempre tengo ahí en la cabeza Lucia de Lammermoor, Rigoletto, Werther, no sé. Algún día podré hacer todos esos.

-¿Cantar fue una pasión?

-Cantar es mi pasión desde pequeño, eso seguro. He cantado toda la vida en el Orfeón Donostiarra, desde que tengo 7 años, con mis amigos. Y con 15 o 16 fue cuando vi que me gustaba más y decidí que quería estudiar para intentar ser cantante solista y ver qué pasaba. Hasta entonces no me había planteado ser cantante. Tenor no lo decidí, eso me tocó. Me gustaba jugar a fútbol y estar con mis amigos. No me planteaba más. Aunque ahora también me gusta el fútbol y estar con mi familia y mis amigos. Eso lo que más me gusta, ser normal. . 

-¿Qué opina de la desprotección de la cultura en la pandemia?

-Los políticos tienen que darse cuenta de que la cultura es parte de la economía y de la vida de la gente. Y no solo la ópera. La cultura es un bien de primera necesidad. Ya no solo por el hecho de disfrutar de una puesta en escena, de unos cantantes o de unos actores, sino porque es parte de la economía del país. Son números. Hay muchísima gente trabajando detrás de un escenario, de una película o de una producción de teatro. Muchísimas familias, muchísimos niños. La cultura es necesaria. Además, parte de la vida es ser feliz y la cultura ayuda a ser feliz.