«Casi todos somos hijos o nietos de los fundadores de la plaza del Comercio»

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

paula
MARCOS MÍGUEZ

Está recopilando datos para elaborar una historia de esta singular zona del Agra

07 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo de Paula Candal es pasión por su barrio. Más concretamente, por una plaza del Agra del Orzán en la que nació y sigue residiendo: la plaza del Comercio. Un rincón especialmente activo -hasta han formado un grupo de vecinos-, con ambiente familiar, del que ahora quiere recopilar su historia.

-¿Cómo nació este grupo vecinal?

-Hace tiempo, en el 2013. Se habían proyectado unas obras que afectaban a los jardines de las casas del Comercio, y un grupo de vecinos protestaron ante el Ayuntamiento para saber de quién eran esos jardines, de quién dependía su mantenimiento. Era una especie de tierra de nadie, siempre se habían ocupado los vecinos, pero no pagaban contribución, así que era encargarse de algo que parecía que no era nuestro. Así que estuve investigando y descubrimos que desde 1983 estos jardines eran de la Xunta. Conseguimos que se los cediese al Ayuntamiento y ahora se encarga de su mantenimiento, aunque no tan bien como desearíamos.

-Hay que dejar claro que no son una asociación vecinal.

-No queremos constituirnos como asociación porque ya existe la del Agra del Orzán desde hace más de cuarenta años. No tiene sentido montar una asociación para una plaza. Mejor juntarnos y buscar entre todos el bien del barrio.

-Durante el confinamiento el grupo tuvo una actividad frenética.

-Nos juntamos mucha gente joven, con niños, que nos vimos sin saber lo que hacer, encerrados en casa. Así que decidimos organizar fiestas, poner música, colgar globos, celebrar los cumpleaños... Todo para entretener un poco a los pequeños. Y eso reforzó mucho la unión de los vecinos. Además, sigue habiendo gente mayor en la plaza, de los que vinieron para aquí en 1966 con sus hijos. Yo, de hecho, soy una de esas niñas que lleva toda la vida aquí. Y con el confinamiento vimos que podíamos animarles un poco, cuidar a los que estaban más solos. Al menos se levantaban del sofá y se asomaban a la ventana. Se unían a la fiesta de los jóvenes, colaboraron muchos elaborando banderines que colgamos de las ventanas. Así se sentían menos solas y estábamos pendientes de ellas.

-Ahora está trabajando en la elaboración de una historia de la plaza del Comercio.

-Es para que no caiga en el olvido. Tengo un historiador y a una chica, que es nieta de una de las fundadoras de las casas del Comercio, que me va a ayudar a hacer esta recopilación de datos históricos, para contar lo que eran los campos de labradío que había aquí e iniciar así un escrito que cuente la historia de la plaza del Comercio.

-¿Cómo nació esta plaza?

-Se juntaron a principios de los años sesenta los empleados de comercio -mi padre, por ejemplo, trabajaba en San Andrés-, y formaron una cooperativa. Compraron el terreno pero a la hora de edificar tuvieron que tirar de fondos públicos para financiarlo. Y desde 1966, que entregaron los pisos, hasta el 2016 tenían que pagar una cuota como si fuese una vivienda protegida. Pero en 1998 decidieron romper la cooperativa y tener el piso en propiedad, formando comunidades, lo que daba mayor libertad para hipotecarse o vender la casa.

-¿Y sigue habiendo vecinos de aquel entonces?

-No sé si el 90 %, pero sí la mayoría somos hijos y nietos de los fundadores de las Casas del Comercio. Los que llevamos aquí toda la vida porque nuestros padres fueron cooperativistas. Aunque algunos, como yo, nos marchásemos a vivir en otros lugares, muchos hemos vuelto. Aunque no sea a mi casa de toda la vida, pero sí en el portal que está al lado. Y quedan algunos de los que estaban en la directiva de la cooperativa, los fundadores de las Casas del Comercio.

-Les tira el barrio...

-Es que es muy cómodo. Estamos al lado de todo, a cinco minutos de la plaza de Pontevedra, de Riazor... No estamos en el cogollo de la ciudad pero estamos muy bien comunicados. Tenemos mejores servicios que en el centro.

-Tienen unas de las escasas parcelas verdes que hay en el Agra a las puertas de sus casas.

-Se intentó hacer una obra para poner más aparcamiento, pero siempre tuvimos claro que era fundamental asomarse a la ventana y ver algo de verde. Y hemos luchado contra el Ayuntamiento varias veces por eso. Pero es algo a lo que no renunciamos. Eso sí, se colocaron unas plantas que ahora han crecido en plan selva y que necesitan una buena poda.

«El molino de la Gramela debe volver a casa, al parque del observatorio»

Hace unos días empezó a hablarse en las redes sociales sobre el molino de la Gramela, una construcción que recuerdan los más veteranos del lugar que desapareció de su ubicación original y que ahora quieren reivindicas los vecinos su regreso al barrio, tal y como cuenta Paula Candal.

-¿Dónde estaba exactamente el molino?

-Estaba en el cruce de Alcalde Lens y la Gramela. Lo hizo Genaro Fontenla en 1788 y se dedicaba a labores de hacer pan. Y apareció recientemente por FaceBook una publicación sobre él y la gente de la zona se empezó a preguntar dónde está actualmente. Se desmontó piedra a piedra en la época de Francisco Vázquez, porque era un tapón urbanístico, decían. Se trasladó a Santa Margarita, y allí hubo unas piedras, en la entrada por ronda de Nelle, que estuvieron allí un montón de tiempo, pero se terminaron llevando al almacén municipal. Al menos eso se dice, aunque no he conseguido que me lo confirmen. Se llegó a hablar de colocar el molino en Monte Alto, trasladarlo piedra a piedra hasta allí.

-Pero ustedes lo que reivindican es que se coloque en el barrio.

-Es que sería lo idóneo, ¿no? Que volviese a casa y que se situase en el parque del observatorio. Y si hay que recoger firmas o lo que sea, aquí estamos para lo que haga falta. Es algo que viene hablándose desde hace unos años.

-Más años llevan pidiendo un parque en el Agra, que buena falta hace.

-No hay que desesperar. Entre la asociación del Agra y todos los vecinos, teniendo en cuenta que se supone que somos la zona más poblada de la ciudad, podemos hacer presión para que se lleve a cabo.