La torre de Rubine despide a su portera

A CORUÑA

ANGEL MANSO

Isabel Montaña se jubila tras décadas al frente del icónico edificio de Riazor y en su último día de trabajo recibió el homenaje sorpresa de sus vecinos

30 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es como una madre», comenta una vecina de Rubine 20. Ayer, este imponente edificio de 21 pisos se puso a los pies de Isabel, la portera de siempre. En realidad hoy todavía va a ir a trabajar, pero para que no sospechase nada y fuese sorpresa total decidieron adelantar el homenaje 24 horas. «Siempre está dispuesta a ayudar. Estuvo en su casa las semanas en las que solo podían trabajar los esenciales, pero en cuanto se lo permitieron volvió para realizar sus tareas», comenta otro vecino de la torre, un edificio emblemático que tiene en su bajo el primer Gasthof de la historia. Los hermanos Sousa Santos lo abrieron en 1976 y siempre cuentan que fue un día de temporal y que el agua llegó a la plaza de Pontevedra. Ayer lo que hubo en esta ventosa esquina fueron muchas lágrimas. Porque para los vecinos, María Isabel Montaña García (este es su nombre completo) no es la portera, es una amiga de siempre. «Es que vio crecer a mis hijos», comenta con emoción otra persona. Su marido, Luis Calviño, fue portero de un edificio cercano y también se jubiló. Ahora podrán disfrutar del tiempo libre, aunque seguro que echarán de menos a los que fueron sus jefes-familia. «Nosotros a ellos nunca los olvidaremos», añade otra vecina. A las siete de la tarde empezó la fiesta. La gente se asomó a las ventanas. Una hora antes de aplaudir a los sanitarios, ovacionaron a la conserje. Dos de los propietarios del inmueble bajaron y le entregaron a Isabel una planta y un reloj en agradecimiento a tantos años de dedicación y cariño. Se pueden imaginar la reacción de esta mujer. Su alegría saltó por encima de la planta 21. A partir de ahora solo bajará su basura. Por cierto, a la fiesta de ayer se sumó un coche de la Policía Local que utilizó su megafonía para darle las gracias a esta mujer por tantos años de dedicación. Isabel nunca olvidará el día que la despidieron los de la torre de Rubine.