Operación salida... del Agra

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

JANET GONZALEZ VALDES

Aquí la cuarentena también va por clases y nos va a poner las dos caras, o la cara y la cruz, a los coruñeses en cuanto pongamos el pie en la calle

09 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando hoy arrancaría la operación salida de Semana Santa, la procesión está en ese barrio que se ha convertido en una especie de resistencia de una serie de ficción. La calle Barcelona, a lo Bella ciao, es la quinta avenida de ese distrito coruñés que, teniendo nombre de aldea, se ha amurallado en un grotesco jeroglífico urbano. El Agra del Orzán es una extensión esperpéntica en donde hemos crecido en los setenta y ochenta los niños del baby boom. El barrio de aluvión que se llenó de gente joven que entonces buscaba un futuro en una Coruña que se ampliaba en otra clase media venida de todas las aldeas y pueblos de alrededor y donde podían vivir las parejas que iniciaban una nueva etapa. De ahí hemos salido, en gran medida, muchos de los que hoy habitamos otros puntos de Coruña porque, en cuanto se nos dio la oportunidad, nos abrimos paso lejos de esos muros de hormigón que nos alejaban del centro. Por eso, de broma y con el sentido del humor alto, cuando el otro día leía en este periódico que los vecinos del Agra eran los primeros en saltarse el confinamiento pensé para dentro: «Si tú vivieses ahí, ¿no querrías salir de casa pitando?».

No me malinterpreten que no voy a cargar contra esa gente estupenda que habita esa zona ni voy a echar más leña al fuego en esta cuarentena atroz, pero no puedo más que pensar que realmente los héroes de esta ciudad, los auténticos héroes, son los que están resistiendo dentro de esos pisos de los barrios que han crecido a lo bestia. Pisos oscuros, con humedades, que solo tienen un cuarto de baño, donde la wifi no siempre va espectacularmente bien y en los que ahora se confinan familias. También es cierto que en otros pisos del Agra hay mucha gente mayor, que se ha quedado sola, y cuya única resistencia es salir a por el pan en ese paseo porque no tienen a nadie (¡a nadie!) que les eche una mano.

Conozco los dos extremos y sé que el gran mérito está en todas esas casas, porque no me negarán que de este confinamiento saldremos dos tipos de personas: unos, con cara de zombis, ojerosos, con bastantes kilos de más y una tez mortecina; y otros, morenos, con aspecto saludable y en buena forma después de los recorridos largos alrededor del jardín o la piscina. La operación salida, queridos míos, no será igual para los del Agra que para los de A Zapateira (no se me enfaden, pero saben que es así); no será igual para los de Monte Alto que para los de Ciudad Jardín, ni será igual para los que tienen solárium natural en la terraza. Aquí la cuarentena también va por clases y nos va a poner las dos caras, o la cara y la cruz, a los coruñeses en cuanto pongamos el pie en la calle. Así que ese «moreno confinao» que lucirán algunos les va a saltar a los ojos, allí donde duele, a los que habitan en el 15010. Los héroes de la calle Barcelona son los que se han aguantado en casa. Son los primeros que deberían disfrutar de la operación salida.