El patrimonio en peligro de extinción de las Fragas do Eume, en un libro

Rodri García A CORUÑA

A CORUÑA

CÉSAR TOIMIL

Investigadores de Santiago y A Coruña documentan desde los puentes a los mitos

06 ene 2020 . Actualizado a las 21:23 h.

Hace varias semanas que las Fragas do Eume se han puesto su manto de musgo. Los árboles embozados de verde hasta las ramas parecen vigilar a quienes se acercan. Las cascadas de agua corren hasta el río saltando sobre viejas piedras que un día fueron un puente. Y los senderos están alfombrados de hojas amarillentas. «Deben de quedar pocos espacios geográficos en el viejo continente en que, como en el eumés, se conjuguen de manera tan atractiva naturaleza (salvaje), historia y cultura. Y menos todavía en los que, por añadidura, el tiempo corto y agitado de los ciclos industriales del siglo XX choque de manera tan radical con el tiempo lento de la cultura campesina». Esto escribe Víctor Alonso Troncoso, catedrático de Historia Antigua de la Universidade da Coruña, en el libro Las Fragas del Eume. Historia y cultura (Andavira).

El objetivo de la publicación, con ese enfoque interdisciplinar, es el de «ofrecer a la comunidad científica una serie de contribuciones positivas, encaminadas a recuperar y clasificar las fuentes, en este caso el patrimonio material e inmaterial, cada vez más amenazado, si no en trance de desaparición», dice Alonso.

Estudiosos de la USC y la UDC

El libro recoge el trabajo de investigadores de las universidades de Santiago y A Coruña, ocho especialistas y dos colaboradoras, que «abordan materias de arqueología, prehistoria, historia antigua y medieval, antropología, historia del arte y arquitectura popular, e historia industrial».

Emilio Ramil, arqueólogo, y Juan A. Carneiro, profesor de Geografía e Historia, «llevan décadas excavando en el golfo Ártabro, y pocos como ellos conocen las particularidades de su arqueología», destaca Alonso de los autores del apartado arqueológico. El trabajo incluye fichas de cada yacimiento catalogado y añade algunos que fueron descubiertos por los autores.

Caminar sobre las aguas

«Hice un estudio sobre elementos que vi que estaban desapareciendo por razones obvias: el campo y el monte se abandonan con lo cual todos los puentes artesanales, tanto de piedra como de madera, en una zona que tiene tantísimo río, arroyo, regato... están desapareciendo». Esto explica José Manuel Yáñez, jefe del servicio de Arquitectura de la Diputación coruñesa. Es la parte más extensa del volumen y lleva por título Caminar sobre las aguas del Eume. «Hay cosas muy curiosas como peñas talladas para pasar arroyos», desvela mostrando decenas de fichas y dibujos de estas construcciones. Destaca que la mayor parte «están hechas artesanalmente con la forma de construir del lugar».

También a la arquitectura, en este caso la vinculada al pan en el municipio de Monfero, está dedicada la investigación de Álvaro Iglesias, profesor titular de Construcciones Arquitectónicas de la UDC, en la que colaboran Rebeca Pita Golpe y Laura Porca.

Otro de los trabajos lleva por título La comarca del Eume y la electricidad, y está elaborado por Manuel Lara Coira, presidente de Buxa, Asociación Galega do Patrimonio Industrial.

«Los marcos con poder curativo y solucionadores de problemas de la comarca eumesa son un ejemplo de la pérdida de las tradiciones propias de la cultura popular gallega». Esto sostienen Alexandre L. Vazquez-Rodríguez, doctor en Geografía de la Universidad de Santiago, y José M. Vázquez Varela, catedrático de Prehistoria de la USC, en las conclusiones de su investigación sobre Piedras de poder en la comarca del Eume. Se trata de marcos de piedra que han sido, y dos de ellos aún lo son, «escenario de rituales religiosos que guardan gran semejanza entre sí y con otros lugares de la cultura popular gallega».

Cierra el libro la investigación de Víctor Alonso sobre El ciclo mitológico eumés: corpus y estudio, un documentado trabajo con numerosos testimonios sobre el mito de que en el río Eume muere cada año una persona: «Tres fontes naceron cerca a unha doutras, no Xistral. Botaron unha carreira, cunha recompensa, unha vida humana, para a que chegara primeiro ao mar. (...) O Eume foi o primeiro que chegou, e dende entón é o que cobra unha vida».

Del deterioro de Verdes al estudio del cambio climático en Corrubedo

Mágico. Un paraíso. Lugar increíble. Estos eran algunos de los calificativos que dejaban en las redes sociales los visitantes del refugio de Verdes, en el municipio bergantiñán de Coristanco. Ahora el principal calificativo es el de abandonado, con la maleza mandando en la mayor parte de esta área recreativa, una de las emblemáticas de la Costa da Morte. Este espacio tiene 14 molinos, pero la mayor parte de ellos están en ruinas.

El contrapunto está en espacios como las dunas de Corrubedo. Allí siguen recibiendo visitas de asombrados turistas y además la Universidade de Vigo ha llevado a cabo este año un estudio sobre el cambio climático. Los autores de la investigación explicaban que Corrubedo, junto con las dunas de Soesto, en Laxe, el arenal de Trece, en Camariñas, y Nemiña, en Muxía, «son representativos y sirven como modelos de Galicia».

Las islas de San Pedro esperan protección

Espazo Natural de Interese Local (ENIL). Eso serán las islas de San Pedro, ubicadas frente a O Portiño, en A Coruña. Estaba previsto que la declaración les llegara durante el año que acaba de terminar y así lo había anunciado, a finales del mes de octubre en el Parlamento gallego, la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez. En cuanto se publique el plan de conservación de estas cinco islas concluirá un proceso iniciado por el gobierno municipal hace más de dos años. Ese era precisamente el plazo de tiempo para resolver la petición, pero, según explicó la conselleira, la solicitud de nueva documentación que hizo su departamento al Ayuntamiento coruñés paralizó dicho plazo.

Las islas de San Pedro son de naturaleza granítica, en una de ellas se conservan restos de una vieja cetárea y en cuanto a su avifauna destaca la presencia de especies como el halcón peregrino, la pardela pichoneta o el arao común, además del cormorán.