«Wallapop echa humo por los libros de texto»

A CORUÑA

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EUROPA PRESS

La aplicación hace furor entre los padres al inicio del curso

11 sep 2019 . Actualizado a las 13:52 h.

Suponen un gasto de «200 euros y pico» cada año, a los que hay que añadir el material escolar. «Eso en primaria. En la ESO suben y en bachillerato...», cuenta Lola Blanco Sanguiñedo, presidenta de la Federación Provincial de Asociaciones de Padres de Alumnos de A Coruña (Fanpa). Los progenitores recurren a los bancos de libros de texto que gestionan tanto los centros como las asociaciones de madres y padres de alumnos (AMPA).

 «Pueden estar o no combinados», aclara Lola. «Son fundamentales. Los centros los dan por la Xunta, en función de la renta. Puedes tener derecho a dos, cuatro o seis. A mayores, algunas AMPA tienen banco propio. Funcionan como un complemento», detalla. Las solicitudes se hacen en junio y, en julio, Educación publica las asignaciones por renta. «Hay centros que ya adelantan antes de las vacaciones las unidades que corresponden a cada alumno, en otros hay que esperar a septiembre», desliza la responsable de Fanpa.

Las asociaciones de padres dependen, a su vez, de las donaciones. «Aún sobrevuela esa idea de: ‘Yo doy, ¿pero qué recibo a cambio’», admite Lola Blanco. Están a expensas de la solidaridad de los socios en esta segunda vía.

Se impone el «trueque»

Por eso, cada vez está triunfando más la economía colaborativa. «Wallapop es una locura. En julio y septiembre, cuando los padres conocen el reparto de la Xunta, se lanzan a esta aplicación para conseguir los libros. ¡Echa humo estos días! Ofreces un libro que no necesitas y consigues otro del curso correspondiente. El gasto son los dos euros de la gestión. Es un trueque», comenta.

La segunda mano ha llegado para quedarse. «Se tendría que gestionar de otra forma. Por ejemplo, de forma conjunta entre las AMPA», expone. El trabajo que realizan estos días, recuerda, es muy complejo a la hora de decidir qué libros y a qué alumnos destinan los ejemplares de sus bancos.

El encarecimiento de los libros lanza los padres a la segunda mano.