Más surf y menos plástico

Carmen G. Mariñas OLEIROS / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Un campamento de deportes marítimos abarca también la sensibilización por el ecosistema

21 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de las escenas típicas de cualquier verano en el área de A Coruña son los cientos de niños y niñas que se apuntan a los múltiples campamentos de surf. Sin embargo, desde este año hay una curiosa novedad en la oferta. Sunrise Sport Camp es una iniciativa de Déborah Abad, pedagoga y especialista en educación física, que incluye el deporte siempre de moda, pero también otros como windsurf, paddle surf o incluso yoga surf. Pero la principal innovación que ha metido esta joven amante del deporte es la concienciación por los ecosistemas.

La preocupación medioambiental es una de las partes más importantes para Déborah, que hace unos meses ya organizó una recogida de residuos en la playa de Caión. «Suelo hacer campañas durante el año. El pasado otoño reuní a niños de mi colegio y otros de A Laracha y con un folleto que hice les íbamos explicando cuánto tardaba en desintegrarse cada objeto que tiramos».

De ahí nació la idea de que una vez cada cinco días, ya que el campamento se divide por semanas, los pequeños paseen por la playa de Santa Cristina acompañados de Victoria Ulloa, una bióloga marina que les explica la flora y fauna del lugar, pero también cómo la acción de los humanos ha cambiado el paisaje. «Además les da un fichero a cada uno con lo que ella enseña para que se lo lleven de recuerdo».

Esta es una de las disciplinas favoritas y en las que más aprenden los niños. De hecho, mientras Déborah explica su proyecto, la pequeña Susana, veterana ya en el campamento porque lleva cuatro semanas, nos interrumpe para avisarnos de que han encontrado una gaviota herida. Al no saber qué le sucede, los niños recogieron un tupper de plástico que encontraron tirado y lo llenaron de agua para que la gaviota pudiera beber.

Pero, ya pasadas las 11.00 horas, es el turno de que los más jóvenes del grupo monten en equipo en el paddle gigante, con la ayuda de un monitor, así que todos cogen sus remos, no sin antes echar un último vistazo a la gaviota para ver si con el agua que le dieron se está recuperando.

Parece que el objetivo de Déborah se está cumpliendo, ya que explica que quieren «crear una concienciación sobre el medio ambiente en los niños. Además algunos vienen de sitios como Madrid a visitar a la familia, y no están acostumbrados al mar o a los ecosistemas marinos». Precisamente, acercar el mar a los que lo tienen más lejos es el siguiente paso que quiere dar. «Mi idea es expandirlo y que no lo conozcan solo los de la zona, que lo conozcan también los de interior y que puedan venir al mar».

El campamento Sunrise tiene mucho futuro. Este verano han ampliado a todo el mes de agosto las actividades y para el año que viene Déborah plantea aumentar el rango de edad, incluyendo actividades para que los menores de 6 años se adapten al mar, pero también con cursos deportivos para los mayores de 18. Y seguro que con mucho éxito, ya que a algunos como a Martín lo que más les gustó fue el windsurf, pero también los monitores.