La Torre cede el trono choqueiro

D. Vázquez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Las zonas a cubierto de la calle San Juan y la Grande Obra concentraron el desfile

06 mar 2019 . Actualizado a las 09:00 h.

Alvarito no defraudó y fue casi el único en opción bikini para uno de los carnavales más aguados y menos concurridos que se recuerdan. El sambódromo que se preveía en la calle de la Torre nunca llegó, tímidamente se trasladó a San Juan, donde hay más bares y, por lo tanto, toldos para resguardarse, y también allí se abrió el pabellón de la Grande Obra, que sirvió de gran refugio, por el que quien más quien menos pasó para darse un respiro de tanta mojadura.

Hubo quien temió otrora que el entroido coruñés por excelencia muriera de éxito, cuando había codazos para bajar la calle de la Torre, pero al final parece que pudo con él la lluvia, en un mundo en el que el cambio climático hace soñar a algunos con jornadas de sol en pleno inverno y también por el triunfo de los modo espectador sobre la participación en la fiesta.

El chubasquero triunfó incluso entre las comparsas, que intentaron animar a primera hora de la tarde un entroido que perdió empuje y tradición, y solo contados aguerridos decidieron bailar bajo la lluvia, cual Gene Kelly para intentar contagiar las ganas de fiesta. Al trono choqueiro, que se traduce en placa en la calle San José y al que se subió por la mañana Gabriel Gómez Carballo, Gabi, deberían ir proponiendo a Jose Ángel Gago, la anciana con los gemelos más grandes y marchosos del entroido en el día de ayer, que no paró de recorrer San Juan, mientras los más frioleros miraban desde los bares. Fijo del martes de entroido en Monte Alto, reconocía que solo lo dejó por «amor» durante seis años, en los que se disfrazó en Arteixo, pero la tradición lo hizo volver. «Chova ou vente sempre hai que vir ao entroido, hai que gastar o traxe», explicaba este vecino de la ronda de Nelle perfectamente caracterizado de Doña Rogelia patria.

De más cerca, del barrio, llegó Gabriel Gómez Carballo, que optó por travestirse de supermercado, recreando una caja, o su hijo Daniel, que se paseó como condenado de una inquietante silla eléctrica.

Por faltar hasta faltaron hombres vestidos de mujeres, aunque hubo ocurrencias locales como el cruzado coruñés que se paseó con su montura realizada con productos de reciclaje o el grupo de velutinas que aspiraban a invadir el concurso de los mayores.

Mucha Frida Kahlo y mucho disfraz comprado en el supuesto día grande del carnaval coruñés, que reservó los trajes más trabajados para los certámenes.

Por la mañana, la que dio una lección de tradición festeira fue Antonia, la hija de Manuel García Canzobre, que se sumó al homenaje a su padre, sin reparar ni utilizar de excusa sus 100 años, o la irreverente nueva comparsa As Orzaneiras, que reivindicaron el grelo como la flor de un carnaval con sátira política.

La sardina y el Momo se despedirán en la playa de San Amaro

La alerta naranja se prevé que se cierre a primeras horas de la mañana y que el mar reciba a la sardina de noche ya más calmado. Quien quiera participar en el siempre elocuente responso antes de la marcha de la comitiva fúnebre debe acudir, a las 20.30 horas al número 10 de la rúa Areal, sede de la comparsa Monte Alto a 100. Las viudas y sus incontables perlas y media curia religiosa se prevé que escenifiquen allí el hondo pesar que trae la llegada del tiempo de recogimiento de la Cuaresma. Para que no vaya sola a su fin, está previsto que la población se pueda sumar en el itinerario que pasará por la avenida de Hércules, calle de la Torre, Campo da Leña, donde se recogerá el Momo y que, como la sardina, se despedirá en la playa de San Amaro.