Diego Piñeiro creó el tema «Mi reina» en homenaja a Púa, a la que adoptó poco después de perder a otra mascota
02 mar 2019 . Actualizado a las 11:10 h.Hablar con Diego Piñeiro de perros desemboca en una conversación filosófica. El músico y miembro de El Club de Ray Charles tiene dos collies, macho y hembra, Thor y Púa, joven (de año y medio) y veterana («en marzo cumple nueve»), negro y marrón. Y tanto ellos como sus mascotas anteriores, le han enseñado una lección epicúrea que intenta practicar cada día. «Mis perros, todos los perros, viven el presente, no se pierden en pensamientos tóxicos, ellos disfrutan con un paseo, con una pelota, cuando gozan de un momento feliz no se pierden en pensamientos negativos», reflexiona Diego. «Me han ayudado a conocerme a mí mismo, y creo que nadie en mi vida me recibe con tanta alegría como ellos».
La llegada de Thor y Púa a su casa tiene historias muy diferentes. Púa era un cachorro que vivía con sus padres en situación de maltrato en una finca de Feáns («estaban encadenados, sufrían ataques epilépticos y no los trataban») y Diego adoptó a la cría. Hacía muy poco tiempo que había perdido a Dana, un cruce de setter y cocker, con la quel también pasó muchos años. Púa ocupó su lugar hasta el punto de que Diego le compuso una canción titulada Mi reina. «Siempre espera si no estás / nunca se hace de rogar / vive del amor que me da», canta en una de las estrofas del tema . «Sí, mis perros también son pura inspiración», señala el músico, cuyo trabajo le permite compartir de lunes a viernes buena parte de su tiempo con sus dos mascotas.
¿Y Thor? ¿Cómo llegó Thor? «Esa historia es más larga». «Una expareja mía había visto en Facebook que regalaban cachorros de collie, y cuando contacté con los dueños ya lo habían regalado. Al poco, vi a una amiga que iba en la calle con ese collie que yo había visto en Facebook, se llamaba Pol. Aquella amiga se acabó yendo a Canarias y me dejó al perro, al que bauticé como Thor», relata Diego Piñeiro, quien también forma parte de Os Piñeiros Band, un dúo de versiones, junto a su hermano Iván.
Ejercicio diario
También a sus perros les debe un intenso ejercicio diario que sin duda redunda en la salud de Diego. «Por las mañanas les doy un paseo mínimo de cuatro kilómetros, y por la tarde también un buen rato», explica.
Asegura que la única damnificada por esta convivencia canina es la alfombra de casa -«es imposible verla limpia»-, pero en general el comportamiento de ambos dentro del hogar no ha supuesto ninguna desfeita.