Diego Piñeiro: «Tengo más pinta de macarra de lo que lo soy en realidad»

A CORUÑA

MARCOS MIGUEZ

Forma parte, junto con su hermano gemelo Iván, de Os Piñeiros, pero antes estuvo en otros grupos como Búmeran, Ekilibrio, La Tercera Vencida o Frikipaldis

14 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Luce dos grandes aros, uno en cada oreja. Y dos tatuajes de gran tamaño, uno en cada brazo. «Llevo tatuado mis guitarras y mis perros, que es lo que más quiero. Se llaman Thor y Púa. Desde que aprendo de mis perros me va mejor en mi vida», asegura el «rockero cien por cien» Diego Piñeiro Novo. «En los conciertos mi límite son tres cervezas, que después hay que conducir. Tengo más pinta de macarra de lo que lo soy en realidad», confiesa sonriente. Charlamos en el hotel restaurante La Flor del polígono del Espíritu Santo, de los mismos dueños que El Pantano. Son las tres y pico de la tarde y todavía hay mucha gente comiendo. «Mínimo servimos 200 menús a diario», informa el camarero que trae los cafés. «Desde hace ocho años vivo en Cecebre, aquí cerca. Estoy contento porque me gusta la naturaleza», comenta Diego, de 38 años. «Los llevo bien, pero me voy a poner a régimen», avanza y se pasa la mano por una barriga que tampoco es para tanto. 

La guitarra de 9.000 pesetas

Ahora vive de la música, pero antes... «Estudié electricidad pero nunca trabajé de electricista. Cambié los enchufes de mi casa, pero sin arriesgar. Estuve de repartidor en Telepizza, Pizza Express, de comercial en Retevisión, en una empresa de ropa de trabajo, en Freygasa, de recambios de coche... Después me cogieron de repartidor en Dielectro, como había estudiado electricidad y había repartido pizzas...», rememora con buen humor. Su currículo musical es casi tan variado como el laboral. «El primer grupo en el que toqué fue Búmeran de Baio. Después vinieron Ekilibrio, La Tercera Vencida, Frikipaldis y, en la actualidad, Os Piñeiros, con mi hermano gemelo Iván, y El Club de Ray Charles. El lunes (por mañana) lanzamos un vídeo y espero que funcione. Con Os Piñeiros tocamos todo el verano. Nos fue bien, hasta pude ahorrar algo de dinero. Más en fiestas privadas que en bares», comenta este coruñés que se crio entre Katanga y Mariñeiros. Es hermano de José Ángel, Colorado, y su padre, Ángel, también era muy aficionado a la música y tocaba. «Cuando escuché The final countdown supe que quería hacer eso. Ahorré la paga de mil pesetas (6 euros) durante nueve semanas y me compré en Musical 47 la guitarra más barata que había. No era muy buena, pero afinaba muy bien. Ahora tengo siete, y conservo la de las 9.000 pesetas (54 euros)», relata. 

Siete canciones

Recuerda que su primera actuación fue en el 2006 en el Velvet de la Ciudad Vieja. «Tocamos siete canciones, llegó la Policía y se terminó el concierto». Cuenta que, con 14 años, iba a surfear a Barrañán, y mientras esperaba en la arena a que hubiese olas ensayaba con la guitarra. «Antes era más complicado conseguir partituras, pero ahora con Internet es muy fácil. Youtube para mí es como Dios, tanto vale para hacer una canción como para construir una casa», asegura. A mi aire, un tema suyo, el Have you ever seen the rain, de los Creedence, el Losing my religion, de REM, o Pájaros de barro, de Manolo García, son las canciones que más le gusta tocar. «Y Soldadito marinero», añade. Quiere seguir viviendo de la música y no piensa demasiado en el futuro. «La felicidad solo está en el presente. Siempre es ahora. Con poder pagar la hipoteca más holgado me conformo», comenta Diego. Le gusta conducir, leer y escuchar charlas de escritores. Dice que es demasiado impulsivo y que su principal virtud es su capacidad de trabajo. Prefiere no hablar de su vida sentimental. «Se liga mucho de músico. No es un problema, pero es una tentación», afirma con sonrisa picarona y solo un poquito macarra.