Comercio de riguroso luto

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

21 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando cerró en el centro el último pequeño comercio del que tengo constancia pensé con cierta culpabilidad en la cantidad de veces que entré a no comprar nada. Y en las que busqué en alguna página web alguna de las cosas (preciosas) que vendían en la tienda. Muy cerca, sin salir del centro, liquidan existencias en otro local. Uno de esos en los que, cada vez que he entrado, me pregunto quién paga esos precios. Desde que están a punto de cerrar, resulta bastante más asequible y ya he pagado esos precios (a la mitad) dos veces. Así que cada vez que paso por delante de esos dos escaparates, uno definitivamente apagado, otro a medio gas, me confieso culpable de liquidar al pequeño comercio. Sospecho que como todos. Al comercio de toda la vida le quedan dos telediarios porque entre todos lo matamos y él solito se murió.

Esta semana negra, porque no nos llegaba con un Black Friday, que tenemos que comprar de lunes a domingo, los pequeños se han tenido que sumar al carro de los grandes, y los grandes al carro de Amazon y compañía. Y así hasta el infinito de esta espiral de consumo que hace que te pregunten los colegas qué te vas a comprar estos días. Como si el consumismo viniese marcado en el calendario por decreto ley. Y sin embargo, el sistema es tan efectivo que consigue que nos creamos esa necesidad de lo que sea que tengan en mente. Esa televisión más grande que realmente ya pensaba comprarme en algún momento así que mejor ahora que me ahorro una pasta. O esos zapatos para sumar a la más de media docena de pares que ya tengo en el armario pero que son una ganga y serías tonta si no aprovechas. Y así caemos como moscas. Los centros comerciales de los que presumimos se llenarán el fin de semana de necesidades creadas. Y creídas. Y en pequeños comercios que nunca sospecharíamos que supiesen ni de lejos por qué se celebra este viernes seguirán luciendo carteles negros. Como si anunciasen un luto riguroso. Los grandes, mientras, respiran. Porque son grandes. Pero los expertos en comercio digital avisan: no basta con ser grande. Siempre hay plataformas digitales mayores. A las que acabamos yendo porque es más barato. Siempre un poco más. Que en las pequeñas por supuesto… pero que en las confiadas grandes también.

Escucho estos días que aquí no tenemos costumbre de celebrar Acción de Gracias. No, claro. Podemos aclarar que allí (todos sabemos dónde es allí) no celebran el 25 de julio, y si lo decimos en alto tal vez nos suene igual de ridículo. Sospecho, de todas formas, que en cuanto alguien decida que se puede forrar vendiendo pavos en noviembre, acabaremos con los escaparates de San Andrés llenos de recetas para hacer el relleno perfecto.