«Entrad en el bar, que nos están disparando»

Emiliano MOuzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

EMILIANO MOUZO

Atacan con balines a los comensales de un local de los Mallos y alcanzan a un hombre que estaba cenando en la terraza junto a sus familiares, entre ellos un bebé de dos años

12 ago 2018 . Actualizado a las 23:18 h.

Eran sobre las once de la noche. En un restaurante de la calle Francisco Catoira estaban trabajando a pleno rendimiento. Las mesas de su terraza estaban llenas de clientes. En una de ellas se encontraban Carlos, su mujer, su hija embarazada, su yerno y, en una sillita, su nieta de apenas dos años.

«Escuchamos un ruido extraño, seco, como de un disparo, nos giramos y no vimos nada», contó Carlos. No le dieron importancia porque a escasos metros está ubicado otro bar en el que suele haber bastante algarabía, incluso en la acera.

Segundos después volvieron a oír un ruido similar. Carlos sintió un fuerte dolor y calor en la parte derecha de su cuello. «No sabía lo que me estaba pasando», contó. Pero de forma instintiva se llevó la mano al pescuezo y sus dedos encontraron un pequeño objeto duro, «y estaba muy caliente». Lo recogió y comprobó que se trataba de un balín de los denominados de copa.

Carlos no lo dudó ni un minuto: «Les dije a mis familiares que se levantaran de los bancos y que entraran en el bar porque alguien nos estaba disparando». Y así lo hicieron. Ya en el interior del local de hostelería la mujer de la víctima, que es enfermera, le hizo una pequeña revisión. Comprobó que el balín no había herido el cuello de su esposo. «Menos mal que no le llegó al cuerpo porque era muy fácil que le dañase cualquiera de las importantes venas que tenemos en el cuello», contó la sanitaria.

¿Por qué el proyectil no entró en el cuerpo de Carlos? Primero porque se encontró en su camino con una sombrilla de loneta que resguarda del sol y de la lluvia a los clientes que escogen la terraza. La velocidad del balín quedó reducida ante este primer obstáculo. Después impactó también «contra el cuello de la camisa de mi marido, que lo llegó a deformar», indicó la mujer. «Salvé mi vida gracias al toldo y a la tela de mi ropa. El dolor y el calor que sentí fue muy grande», contó Carlos muy nervioso y preocupado, sobre todo por su familia.

Tanto los otros clientes de la terraza como los que se encontraban en el interior del local de hostelería intentaron localizar el lugar desde donde salieron los disparos. En los pisos de los inmuebles enfrente del restaurante «solamente había un vivienda con dos ventanas abiertas y con luz», dijeron.

Vieron cómo una persona estaba asomada a una de estas ventanas y al verse observada «se metió para dentro», subrayaron los testigos. Esperaron unos minutos y volvieron a mirar hacia este piso, «y ocurrió lo mismo, y además se apagó la luz de esa habitación».

Mientras la familia de Carlos se recuperaba del susto, los titulares del restaurante llamaron a la Policía Nacional, «que tardó más de media hora en llegar», dijeron los testigos. Volvieron a llamar varias veces y al final le dijeron desde la central que pusieran los hechos en conocimiento de la Policía Local. Una patrulla del 092 llegó «casi de inmediato a la zona».

La policía investiga los hechos y todo apunta a que se detendrá al autor en las próximas horas

 Los agentes de la Policía Local que llegaron al restaurante de Francisco Catoira que fue atacado con disparos de balines en la noche del viernes atendieron a la familia afectada. Al comprobar que ninguno de ellos estaba lesionado y que no hacía falta avisar a los servicios médicos, los policías llamaron a los pisos del edificio que se encuentra frente al negocio de hostelería. Subieron y preguntaron en cada una de las viviendas que estaba ocupada. «Nadie sabía nada del asunto», indicaron fuentes próximas a la investigación.

Sin embargo, en uno de los pisos su morador puso muchos impedimentos al trabajo de los agentes de la Policía Local: «Les llegó a decir por qué le molestaban a esa hora, que no les dejaba entrar en casa si no tenían una orden judicial...». De ahí que las sospechas podrían dirigirse «hacia esta persona», indicaron las mismas fuentes.

Normalidad en el restaurante

A pesar del incidente, el restaurante de Francisco Catoira abrió ayer y funcionó con normalidad. Su dueño indicó que el problema sufrido en su terraza le preocupó, «porque velo siempre por mis clientes. Son mi vida y moriría por ellos. Llevé un gran susto, junto con mi mujer y mis empleadas, pero lo mejor es que no hubo males mayores», dijo.