La captación de jóvenes, piedra angular de la financiación y el futuro de la UDC
A CORUÑA
Uno de cada tres alumnos no es coruñés y Enxeñaría Informática lidera las matrículas
22 oct 2017 . Actualizado a las 22:45 h.Algo más de 16.000 estudiantes, más mujeres que hombres, formarán parte de la Universidade da Coruña (UDC) cuando se cierren los últimos plazos. Uno de cada tres procede de fuera de la provincia y Enxeñaría Informática se consolida como la titulación con más matrículas. Siguen siendo pocas. En 1997 la institución que había echado a andar solo cinco años atrás recibió a más de 27.000 jóvenes, su cima hasta hoy, desde la que fue menguando la entrada de alumnos. La crisis económica y demográfica y la extinción de los viejos planes de estudios, con diplomaturas de tres años y licenciaturas de cinco, explican la pérdida acelerada del último lustro.
Los alumnos hacen la universidad. Aunque en último término sea la ciudadanía la dueña de las instituciones y a la que han de rendirse las cuentas, como acostumbra a recordar el presidente del Consello Social de la UDC, son los alumnos los que marcan la exigencia y a la postre los que deciden, en función de su magnitud, la financiación. Y en el caso de A Coruña, lo hacen con un grado de responsabilidad que a la vicerrectora de Estudiantes, Margarita Amor, no le pasa desapercibida. «A mí no me gusta catalogar, pero si tengo que apuntar una cualidad de los jóvenes de esta universidad creo que es el compromiso». Son la generación que enfiló su educación superior al albur de la crisis, el recorte de becas y la transformación del entorno social y político, y está muy lejos de la despreocupación que algunos le atribuyen. A captar a estos jóvenes dedica la UDC parte de sus exiguos recursos. Ha firmado convenios internacionales para incorporar a estudiantes extranjeros, uno de los indicadores y objetivos de calidad universitaria. Y el esfuerzo cosecha luces y sombras. La colombiana Ximena Sanmiguel forma parte de un grupo de trabajo del ambicioso Mudae (Mestrado en Administración e Dirección de Empresas), un curso de posgrado interdisciplinar, en inglés e impartido con método Learning by doing (aprender haciendo), que Ximena comparte con la brasileña Fernanda López y la venezolana Susana López. Convienen las tres en el nivel «muy alto» del máster, pero descubren fallos de información. «Más que una critica, daría yo una sugerencia, porque no fue un proceso fácil venir [nadie le advirtió que el 1 de septiembre no marca el inicio de curso real y Ximena llegó a España con un mes de antelación, con el gasto que entraña], para que la oficina de relaciones internacionales considerara un programa para informarnos, pues venimos muy desubicados».
Dentro de España, la vicerrectora subraya el refuerzo, de 30 a 69, de las visitas a centros educativos para divulgar la oferta de títulos en A Coruña y Ferrol, las jornadas de orientación, las invitaciones a acudir al campus por un día.
Becas, cultura y deportes
Margarita Amor pone el acento en la voluntad del equipo del rector de garantizar las ayudas para que nadie deje de estudiar por falta de recursos. «Los presupuestos son los que son, pero procuramos mejorarlos», afirma. Las becas para matrícula han subido de 15.000 a 30.000 euros, para alojamiento están en 120.000, y para transporte, en 258.000 euros. Nacho Delgado, representante de alumnos, enumera una lista de reivindicaciones, desde la residencia universitaria, «por sorte en obras xa», al refuerzo de las becas de transporte, la mejora de la conexión de los campus de Oza y Ferrol o la reparación de los edificios. Luego hace constar la buena disposición. «Nós intentamos apertar, pero somos conscientes de que hai un límite, moitas veces establecido non pola UDC, senón pola Administración».
Las matrículas y las transferencias de la Xunta por alumno, entre las más bajas de España
Las transferencias corrientes aportadas por la Administración constituyen la primera fuente de financiación de la universidad y también el mejor indicador del esfuerzo que realizan los gobiernos en la educación superior de los jóvenes. A Coruña no sale bien parada del reparto, se mire por donde se mire. En el curso 2015-2016, el último sobre el que se disponen datos en la serie de informes de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, la UDC recibió de la Xunta 5.200 euros por estudiante. Doce universidades obtuvieron menos fondos. El resto de las 47 instituciones públicas presenciales de España superan esa cantidad. La Politécnica de Valencia y la Universidad del País Vasco encabezan el ránking, con más de 9.468 euros por alumno. Santiago y Vigo, pese a estar hermanadas con A Coruña en el Sistema Universitario Galego, se encuentran entre las diez primeras.
Durante años la matrícula más barata de España se cubría delante de las ventanillas de la UDC. En el 2015, cada estudiante aportó, directamente de su bolsillo o en diferido (con beca) una media de 1.000 euros en concepto de tasas y precios públicos. En la pujante Cataluña, la autonomía con la matrícula universitaria más cara de España, los alumnos de la Autónoma, la Politécnica o la prestigiosa UB, la española mejor situada en los ránkings internacionales, los estudiantes desembolsan más de 3.000 euros.
Último dato: el gasto corriente por alumno, el esfuerzo de la propia universidad. Cuando entra poco, poco puede salir. Alrededor de 6.600 euros afrontó la UDC por estudiante en el 2015. Por encima, Vigo y Santiago, tanto como para situar la media gallega en 7.500 euros.