Manual de conexión con el dolor

r. d. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Psicólogos del Chuac crean un curso de habilidades comunicativas para ayudar al personal sanitario a empatizar con el paciente

14 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Como psicólogo del Chuac, con contacto diario con quienes la enfermedad les llega muy adentro, Jorge García Fernández llevaba tiempo dándole vueltas a cómo hacer de esa relación singular entre quien no se encuentra demasiado bien y quien tiene como trabajo intentar ayudar, se convirtiese en una herramienta para mejorar la convalecencia. Ha escuchado a muchos enfermos, como a las gladiadoras del cáncer que arramblaron con tabúes y a pecho descubierto contaron cómo se sienten cuando alguien trata de minimizar su mal. Y ha dedicado tiempo en talleres a tratar de descubrir la mejor manera de enseñar cierta habilidad comunicativa con quien no está en su mejor momento.

Ahora, con la ayuda de la psicóloga clínica Sabela Bermúdez, ha dado un paso más elaborando un material didáctico, audiovisual y muy práctico sobre esto de entendernos un poco mejor, incluso en la peor de las situaciones. Así, de dos años largos de trabajo ha salido un curso on-line que ya ha sido testado en un centenar de enfermeras en el Chuac y que, ahora, pone a disposición de instituciones y centros que comprendan que, si no llegan a curar, las palabras, de tú a tú, algo hacen en esto de la búsqueda del bienestar.

 Quienes ya lo han cursado, en el caso del Chuac como formación acreditada, pasaron un test inicial que repitieron al final con un cambio abismal y un torrente de valoraciones positivas. «De la misma manera que puedes trabajar de manera técnica y eficaz las suturas, lo puedes hacer con las emociones», resume el autor de un curso que, de primeras, «sirve para modificar el repertorio comunicativo del personal sanitario». Y es que, con la mejor de las intenciones, no siempre se da con la palabra o el gesto más acertado.

«Lo primero que intentamos es destruir lo que haces o sabes, resetear», cuenta Jorge García, «ya que el 80 % de las veces metemos la pata al intentar quitar importancia a lo que para el enfermo es vital, comparar con otros pacientes en peor situación o recomendar un ‘sé fuerte’ cuando es lo último que necesita el enfermo. Realmente, los sanitarios hacemos lo que todo el mundo», resume el psicólogo, que, al final, ha diseñado un curso dirigido, básicamente, «a personas que trabajan con personas».

Dividido en siete módulos, esta formación tutorizada incluye muchos vídeos de situaciones cotidianas, otros de escenarios completos de la práctica laboral, multitud de material gráfico, cómics, preguntas que el alumno ha de ir resolviendo para pasar de nivel. «Aquí no se puede no aprender: si no aciertas el primero, no pasas al segundo», apunta.

Completando estos ejercicios, se trata de adquirir habilidad en recursos empáticos para que los enfermos se sientan mejor comprendidos, base para sentirse, también, mejor atendidos. «El enfermo -dice- no duda de que seas un buen médico, lo que se pregunta es si vas a apostar por él». Y la certeza se construye no solo con técnicas clínicas.

«Si se hace bien, los propios enfermos acaban dando las soluciones -explica García-, no es que no sepas, es que no sabes cómo hacerlo», apunta antes de confirmar, la experiencia se lo ha demostrado, que «la posibilidad de que alguien haga algo se multiplica si consigues que sea él mismo el que lo proponga».

Con los módulos del curso se trata de hacer ver por qué se produce un bloqueo comunicativo, se huye de la cultura de infundir ánimo o dulcificar porque aleja a quien sufre, se demuestra que no sirve, por ejemplo, decir lo que hay que hacer o lo que habría que haber hecho, tampoco comparar y mucho menos culpabilizar. Se aprende, en definitiva, a ejercitar no solo la escucha, sino también la comunicación no verbal, los gestos, los reflejos emocionales, y a manejar las críticas y momentos de tensión, para incluso darles la vuelta. Al final, bueno para el paciente, bueno para los presentes. Los profesionales incluidos.