El Dépor acaba de protagonizar una temporada no tan buena como todos esperábamos. Hubo momentos del año en el que no jugaba mal, o al menos a mí me gustaba su estilo, pero le faltaban los resultados. Tras el cambio consiguió el objetivo de salvarse, aunque sufriendo hasta la penúltima jornada y con muy pocos puntos. Pese a la permanencia, nos ha dejado a todos un regusto amargo, porque nunca se vio el verdadero potencial competitivo de la plantilla. Muy compensada, con jugadores parecidos en todos los puestos, pero netamente mejor que la del Sporting, el Leganés, el Granada y el Osasuna, nos decepcionó, sin embargo, a todos.
De cara al futuro, hay que reconocer que son buenos futbolistas y hay que darle estabilidad, formar un grupo homogéneo, guiar a todos en la misma dirección, con gente comprometida con el proyecto. La tarea de este verano para la dirección deportiva debe ser buscar esas pequeñas pinceladas de jugadores que no solo vengan a jugar, sino sobre todo a formar un vestuario. Que los que se incorporen nuevos sean gente comprometida, con peso en el vestuario, líderes cuando les toque saltar al césped y también cuando no lo hagan.
Insisto en que la plantilla del Dépor es muy buena, pero la realidad dice que no pasó de los 36 puntos, muy por debajo de la expectativas, así que algo ha tenido que fallar. La afición siempre estuvo ahí, el club ha alcanzado una estabilidad que no se recordaba, han llegado buenos entrenadores..., Solo se puede entender lo que ha pasado desde una falta de unión, o de liderazgo, o de personalidad. Ahora bien ¿cómo se ficha a líderes? Se pueden buscar, porque no solo estás fichando jugadores, sino también personas y al final conoces cómo actúa cada uno en todas las situaciones. El fútbol es un deporte de equipo, en el que hay que fomentar el sentimiento colectivo y que la gente esté unida de principio a fin.
Me ha pasado durante mi carrera. No es mejor vestuario el que tiene más calidad. A veces necesitas menos, pero gente más unida, que peleen todos por lo mismo, antes que plantillas más numerosas, porque unos no van a jugar, no estarán contentos, ayudarán menos y no todos estarán enchufados. En el Dépor el año que bajamos éramos muchos y éramos un equipo unido, pero al final tener muchos jugadores no ayuda y es difícil lograr un buen rendimiento. El año anterior éramos una plantilla más corta y quizá con menos calidad, pero pasamos toda la temporada en situación cómoda. Llega con 22 jugadores, porque para eso también está el Fabril.