Ellas buenas y ellos campeones

montse carneiro A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Un taller de coeducación ayuda a deshacer los nudos del género

17 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Una madre que participó en el último taller sobre educación para la igualdad que impartieron Sara Vierna y Virginia Pañeda contó que a su hijo, un niño con necesidades educativas especiales, desde los tres años las profesoras le pusieron siempre a una niña al lado para lo que cuidara. No porque la niña quisiera, nadie quería, sino porque era una niña. «Las niñas -apunta Rubén Pérez, un padre asistente al taller- tienen que ser compasivas, dulces y encargarse de los cuidados, los niños tienen que ser fuertes y activos. Sigue siendo así, los roles siguen marcados y se fomentan constantemente». Con las niñas el lenguaje se llena de diminutivos, explica Diana Farré, y con los niños tiende a lo grandullón. Las niñas quieren ser médicas y profesoras, recuerda Laura Rouco; los niños, futbolistas y policías. Los catálogos de juguetes siguen siendo rosas para ellas...

«Sí, el género atraviesa todo lo que hacemos. Qué buena eres, qué guapa eres, pero eres un campeón. La sociedad de consumo segmenta el mercado para vender más y crecemos en un mundo simbólico completamente opuesto y desigual. Si en la infancia no trabajamos el empoderamiento en las niñas y la ética de los cuidados en los niños tendremos seres empobrecidos, frustrados, desconocidos el uno para el otro, incompletos, que se juntarán para completarse y cuando falte el otro se sentirán vacíos, nadie o la mitad», explica Sara Vierna.

El patio de la escuela

Esta educadora social especialista en género impulsa un desarrollo integral sin sesgos machistas ni estereotipos, en la senda de Marina Subirats, Chis Oliveira y Marian Moreno, y espacios inclusivos: «No puede ser que el espacio central del patio esté ocupado por veinte niños dando patadas a un balón, el resto de niños por los rincones y las niñas paseando».

A sus talleres acuden mujeres y hombres con hijos y sin ellos «preocupados por algo que está pasando y nos inquieta a todos y los lleva a tomar conciencia del hecho de educar. Porque lo han vivido o porque conocen el problema de la violencia de género en adolescentes, o el abuso a través de las redes, los trastornos de la conducta alimentaria, el acoso, la sexualización de los juegos, y se preguntan qué va a pasar con sus hijas o si está bien llamarlas princesas. Todos han vivido situaciones que los indignan también».

Diana Farré no tiene hijos, piensa que «somos los modelos sobre los que los niños aprenden», de modo que la única vía es «reeducarse a uno mismo, porque es difícil cambiar algo fuera cuando no cambian las cosas dentro de ti». Rubén Pérez tiene una hija de poco más de un año y quiere que se críe en igualdad. «Si quiere ir al colegio con un camión, aunque la llamen marimacho, si un niño quiere vestirse de princesa y pintarse las uñas, que lo hagan, que puedan elegir». Lo alarma la violencia: «Estamos viendo conductas en niños de 14 y 15 años muy posesivas, de dominación: ‘Te regalo un móvil pero solo puedes hablar conmigo...’». A Laura Rouco le interesa el tema de género, pero además es madre de un niño. «Deberían venir madres de niños. Para ellos educar y gestionar las emocional es fundamental».