Un «resort» para los okupas

C. Díaz A CORUÑA

A CORUÑA

El edificio cuenta con zona de juegos, gimnasio, cocina, barra y un pequeño huerto

27 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En un maltrecho muro de la avenida del Metrosidero hay un interruptor sin apenas uso. Al pulsarlo, suena un timbre en el interior de la antigua Comandancia de Obras y una luz parpadea en la sala de conciertos. En cuestión de segundos, un joven abre la puerta mientras sostiene un cigarro en la mano. Así es la entrada al autodenominado Centro Social Okupado Autoxestionado A Insumisa, un antiguo edificio militar que está cedido al Ayuntamiento, situado a escasos metros del acuartelamiento de Atocha, en pleno centro coruñés.

El joven regresa a la zona de juegos, a la derecha, donde hay una mesa de pimpón y dos sofás. También hay raquetas de bádminton y una mariola dibujada con tiza en el suelo. Allí hay cinco jóvenes que pasan el rato. A la izquierda de la entrada, un pequeño huerto -con productos como rábanos diferenciados con carteles- precede al edificio principal. En él hay una enorme sala utilizada como gimnasio, donde una persona practica un deporte de contacto. «El concierto es en la segunda puerta a la izquierda», avisa otro de los jóvenes.

Cuatro habitáculos rectangulares han sido convertidos en una enorme sala de conciertos tras tirar hasta tres muros. Al fondo, en el escenario, las bandas preparan los instrumentos. En el lado opuesto, una barra decorada con todo tipo de objetos, como el tronco superior de un maniquí. Un expositor recopila todo tipo de panfletos de ideología anarquista -destacando manifiestos en apoyo a los enjuiciados por la okupación de la Sala Yago de Santiago- o una hucha para recoger donativos para los refugiados. También una persona pide dinero para las bandas, que actúan de forma gratuita. Varias paredes han sido decoradas con murales, como la que se encuentra tras el escenario, con un pulpo que forma la palabra «insumisa» con una de sus patas.

La de los baños es la zona en peor estado. Llena de pintadas, es necesario echar agua sobre el urinario tras su uso con enormes cubos dispuestos en el suelo. Uno de los lavamanos ha sido arrancado. Una toma de corriente es utilizada, mediante un alargador que recorre la habitación, para abastecer la cocina, que se encuentra a escasos metros de los aseos. Allí se preparan hamburguesas -veganas, si se atiende a las reglas del centro- para los okupas.