Partido de pimpón en la Dársena

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

11 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tal vez el momento, con una muerte sobre el subconsciente colectivo, no sea el mejor para decidir desde la reflexión qué hacer en la Dársena para evitar las caídas al agua, y, fundamentalmente, cómo hacerlo. Pero lo cierto es que el luctuoso suceso que ha dejado a la ciudad temblando desde el pasado viernes ha prendido la mecha de un debate necesario e ineludible.

Aquellos que argumentan a favor de la protección lo hacen desde la idea de que no es preciso poner vallas insalvables a la vista, y de que fórmulas más ligeras serían suficientes. Recuerdan además que varias zonas del paseo ya están amparadas y que el entorno de la Marina es un lugar de ocio frecuentado por niños y en el que se realizan actividades lúdicas que requieren que se extremen las precauciones.

Pero están también los que defienden un tránsito exento de la tierra al mar, y estos argumentan que no es de recibo vallar la ciudad entera, que hay otras zonas abiertas, como el parque de la Torre, frecuentadas también por numerosos visitantes y donde nada protege de una eventual caída, y que el suceso del joven de Mesía, siendo terrible, constituye un hecho aislado en la Dársena.

Aunque personalmente creo que algún tipo de protección sería conveniente, lo cierto es que este punto ya no es el único que ha generado debate, después de que la muerte de Manuel Rodríguez haya arrojado luz sobre otro aspecto tan importante o más: la responsabilidad de las Administraciones. Sí, porque en la gestión de este asunto sorprende por encima de todo cómo Ayuntamiento y Autoridad Portuaria se han arrojado la pelota de las competencias en materia de seguridad.

Para María Pita corresponde al Puerto, porque sostiene que este aún no le ha cedido la obra de la Marina. Y para la Autoridad Portuaria, justo al revés, pues se acoge a lo que recogería el convenio que las dos instituciones firmaron en el 2014 y a la Ley de Administración Local. Y, sinceramente, me parece que los coruñeses merecemos un planteamiento más serio, no un partido de pimpón.

Alcalde y presidente del Puerto han matizado su discurso con su disposición a colaborar en caso de accidente. ¡Solo faltaría! Pero ¿cómo es posible que existan dudas, y no una asunción automática de responsabilidad, en un tema como este? Confiemos también en que este trágico accidente haga pensar detenidamente al Ayuntamiento sobre aquella infeliz sugerencia de trasladar el botellón de Méndez Núñez al Parrote. Adrenalina, alcohol, revolución hormonal y un buen montón de chavales apelmazados al borde del mar forman un cóctel explosivo con muchas papeletas para acabar en el agua. Y mucho me temo que, en ese caso, de poco servirían las vallas.