El ultimátum de la Marea refuerza al sector del PSOE más crítico con ella

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Los de Ferreiro exigen un compromiso de lealtad por escrito y les acusa de mentir

02 feb 2017 . Actualizado a las 12:56 h.

Las condiciones impuestas por la asamblea de la Marea, la Rede, para volver a negociar con el PSOE han sido descritas como «humillantes» o «inasumibles» por militantes veteranos socialistas y miembros de la gestora local. El presidente de ese organismo, Florencio Cardador, rechaza la posibilidad de que el partido pida «disculpas» por la rueda de prensa del pasado jueves, en la que casi dieron por cerrado un pacto presupuestario que el gobierno local rompió una hora más tarde.

Claro que esa es solo la primera de las exigencias de la Rede, que acusa a los socialistas de no haber sido «dignos de confianza» y de «faltar aos compromisos adquiridos». También les reprocha que «tardaron 12 horas en rachar o acordo [do mércores] cunha rolda de prensa unilateral na que mentiron». Por ello, la Marea exige un «compromiso de lealdade» que debe plasmarse «de xeito claro e por escrito». Además, consideran «irrenunciable» que el PSOE respete las líneas básicas del presupuesto «e ás políticas estratéxicas para a Marea», y exigieron el «desbloqueo (...) de todas as decisións políticas que o PSOE mantivo paralizadas nos últimos meses».

Esas condiciones pueden ser «humillantes» o «inasumibles» para algunos de sus militantes, pero el Partido Socialista apenas reaccionó, y continúa tan desunido y pendiente de sus batallas internas como siempre durante los últimos años, en los que ha perdido la mayor parte de sus respaldos electorales en la ciudad.

Parte de los socialistas sigue apostando por un acuerdo con el gobierno local. Los principales valedores de esa vía, y si no es posible apuestan por abstenerse en el pleno del sábado, están en el sector de la dirección provincial, opuesto frontalmente a la ex secretaria general, Mar Barcón, y a la dirección del partido en Madrid. El martes, en la primera reunión de la gestora local, dimitieron dos de los elegidos próximos a ese sector, Jesús Fernández y Gema Fernández. El primero adujo motivos políticos, considera que la nueva gestora solo busca la continuidad del liderazgo de Barcón por otros medios. Lo mismo opina el presidente de la dirección provincial, Julio Sacristán, que un día antes de las dimisiones denunció que los fieles a la ex secretaria están «sobrerrepresentados».

Otro sector asume que la cuestión de confianza es casi inevitable, dadas las condiciones «draconianas» planteadas por la Marea, pero apuesta por la abstención en la cuestión de confianza con el fin de evitar que luego se les acuse de ser incapaces de lanzar una moción de censura. Esa salida permitiría que el gobierno aprobase el presupuesto de manera automática. Pero lo mismo ocurriría si no se presentase o fracasase la moción de censura.

El enfado del sector mayoritario

El sector mayoritario, como se evidenció el miércoles en la primera reunión de la gestora, apuesta por no aceptar las condiciones de la Marea y negar la confianza al alcalde. El ultimátum del partido de Ferreiro ha encrespado aún más los ánimos de ese grupo, ya muy molesto por el «veto» impuesto a Mar Barcón, que la Marea considera una «excusa», aunque tanto el alcalde como los concejales José Manuel Sande y Xiao Varela han señalado que la presencia de la concejala dificulta el acuerdo por su pasado. Una afirmación que la Rede mantiene, pero que no convertirán en «liña vermella» si el PSOE traga con el resto de las condiciones planteadas.

Pero el enfado de ese sector no se ha traducido en declaraciones públicas ni en medidas políticas. Ayer tanto Cardador, que señaló que Mar Barcón está de retirada y podría dejar el Ayuntamiento dentro de unos meses, como el concejal José Manuel García se mostraron dispuestos a volver a hablar con la Marea, siempre que se mantengan los términos del acuerdo alcanzado el pasado miércoles, lo que excluiría las condiciones impuestas por la Rede. No es descartable que las conversaciones se reanuden hoy en algún momento, ya que existen contactos informales desde hace días. Además hoy está prevista otra reunión de la gestora socialista, en la que quizá, por fin, se fije una postura sobre la relación con la Marea, y se ponga un nombre sobre la mesa para ser portavoz en el pleno.

La guerra entre Sánchez y Díaz desfigura aún más a los socialistas

La dimisión de dos miembros de la nueva gestora local del PSOE, en la que ellos mismos aceptaron entrar, no solo demuestra hasta qué punto está rota la agrupación local -de lo que ya había sobradas evidencias-, sino que también indica lo muy deterioradas que están las relaciones con la dirección provincial y el impacto que está teniendo la pugna entre Susana Díaz y Pedro Sánchez por el liderazgo nacional.

Del enfrentamiento con la provincial ya había abundantes indicios. Uno de los más claros es que ninguno de sus cargos salió en apoyo de Barcón cuando fue vetada por la Marea. La concejala recibió el respaldo incluso de Xoaquín Fernández Leiceaga, a pesar de que ella había respaldado a su rival José Luis Méndez Romeu, pero de la provincial no salió ni un rechazo genérico a los vetos de militantes socialistas.

Pero lo que ha terminado de «abrir una guerra» -así se interpretaron en A Coruña las declaraciones de Sacristán contra la composición de la gestora- fue la decisión de Pedro Sánchez de volver a optar al liderazgo del partido.

Ferraz diseñó la gestora coruñesa con varios objetivos, uno de ellos -y no el menos importante según fuentes conocedoras de las negociaciones- era buscar apoyos para Susana Díaz. Pero la dirección provincial está muy ligada a Pedro Sánchez a través del ex secretario general gallego, José Ramón Gómez Besteiro, que tiene en el presidente de la Diputación coruñesa, Valentín González Formoso, a uno de sus grandes valedores.

Por tanto, la presentación de Sánchez hacía casi inevitable que se recrudeciesen las hostilidades en el partido, enfrentamientos que se producen en un momento muy grave por la crisis con la Marea y la cuestión de confianza, en los que el PSOE se juega sobrevivir, sin más.