Los azarosos 250 años de San Jorge

Rodri GArcía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ARCHIVO MUNICIPAL

Arrancan los actos en honor al templo ocupado por los jesuitas antes de su expulsión

16 nov 2016 . Actualizado a las 19:38 h.

«Es uno de los templos más bellos de la ciudad y por lo menos vamos a recordar algo de lo que pasó aquí». Esto apuntaba ayer Nicolás García, párroco de la iglesia de San Jorge, al comentar que empezaban a celebrar el 250.º aniversario de este templo. Y aunque «no va haber muchos actos», auguraba, el primero de ellos tuvo lugar anoche y fue una conferencia de Carlos García Cortés. Este profesor emérito del Instituto Teológico Compostelano se define en la biografía de su libro Templos coruñeses como «coruñés bautizado y ordenado sacerdote en la iglesia parroquial de San Jorge». Es también el autor de otra amplio volumen sobre esta iglesia, abierta al culto en 1766. «Durante las obras y ese primer año de apertura, estuvo ocupada por los jesuitas, que en 1767 fueron expulsados de España por el rey Carlos III», explicaba el párroco.

El hecho, obviamente, también lo relataba García Cortés antes de recordar que las dependencias parroquiales de San Jorge empezaron estando en el lugar donde hoy se encuentra el Teatro Rosalía de Castro. Además, se remontaba a la creación de esta iglesia, que tuvo lugar «avanzado el siglo XIII, no habiendo noticias documentadas de ella hasta finales del mismo».

Sobre la advocación de San Jorge, «algunos autores hablan de una primera capilla creada por los navegantes que habrían traído la devoción a este santo del Oriente mediterráneo; lo cierto es que no hay pruebas ni vestigios de ella», sostiene el conferenciante. De hecho, el templo se abrió bajo la titularidad de San Francisco Javier, cuya figura sigue siendo una de las grandes esculturas que puede verse en el altar mayor, al igual que la de San Agustín, que también está vinculado al mismo, y es «una pieza barroca de procedencia italiana», señala Cortés.

Arquitectos compostelanos

La construcción de este templo estuvo en el aire durante décadas, después de que el arquitecto compostelano Domingo de Andrade recibiera, en 1693, el encargo de proyectarlo. Y aunque en 1701, los jesuitas ocuparon el nuevo edificio de su convento y el colegio, la edificación de la iglesia no pasaba de la cimentación. ¿Motivo? El veto de los militares, que no estaban dispuestos a tener tan cerca de las fortificaciones de la Ciudad Vieja un edificio elevado desde el cual podrían ser hostigados en caso de ataque, explica García Cortés. Y es que la memoria de lo ocurrido con Drake seguía muy presente.

El retraso llevó a la tumba a Domingo de Andrade, con lo cual fue necesario buscar otro maestro de obras, para el que en un principio pensaron en otro de los grandes del barroco compostelano: Fernando de Casas Novoa, que modificó el proyecto.

La expulsión de los jesuitas dejó vacío el templo hasta que los agustinos recién trasladados de Caión obtuvieron permiso para instalarse en el mismo. Era el año 1774 y pusieron el templo bajo el patrocinio de San Agustín, que fue el titular hasta la exclaustración de los monjes en 1836. Desde el punto de vista artístico, destaca «un pequeño altar-retablo con la Inmaculada de José Ferreiro, procedente de la antigua capilla del Consulado del Mar».

La «iglesia del Ayuntamiento»

«Me decía Francisco Vázquez, el alcalde, que en realidad esta era la iglesia del Ayuntamiento», recordaba ayer Nicolás García. Y es que en la misma «se han celebrado grandes eventos públicos de tipo religioso», apunta García Cortés, poniendo como ejemplo «la Función del Voto, en honor a la patrona coruñesa, desde 1840 a 1969».

El último medio siglo de San Jorge ha estado marcado por la actividad de Antonio Roura Lenguas, fallecido el pasado 20 de junio, que puso en marcha en esta iglesia la primera escuela de teología para seglares de Galicia e impulsó las procesiones de Semana Santa que ahora salen de este templo en cuyo interior se sentó un día un adolescente Pablo Ruiz Picasso con su cuaderno de dibujo. Ahora, los feligreses que acuden a rezar se mezclan con los turistas de los trasatlánticos que visitan el que desde el año 1975 es monumento histórico artístico.

«Estuvo en la iglesia, se llevó su cuaderno y tomó ese dibujo»

Rafael Inglada, biógrafo de Picasso, reveló en un curso de la UIMP en el 2013 que por una noticia publicada en La Voz de Galicia había descubierto que uno de los dibujos del artista era el retablo de San Jorge (en la imagen): «El pintor estuvo en la iglesia, se llevó su cuaderno y tomó ese dibujo de lo que había visto». El acto en cuestión era un homenaje a los caídos de Infantería.