El «tsunami» de la basura sigue en el mar

R. García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CéSAR QUIAN

Los marineros de O Portiño dicen que la caída del vertedero dejó el fondo marino lleno de plásticos que cambiaron la zona

10 sep 2016 . Actualizado a las 12:43 h.

El 10 de septiembre de 1996 era martes. «Un día de calor sofocante», recordaba José Nogueira, que estaba entonces estrenando el cargo de concejal de Seguridad Ciudadana. «Acababa de dejar a mis hijos en el colegio y recibí la llamada del jefe de la Policía Local diciendo que había ocurrido un accidente en el vertedero. Cogí el coche y, a medida que me iba acercando a la zona, empecé a ser consciente de que no se trataba de un accidente sin más, sino de una auténtica catástrofe». Hoy se cumplen 20 años desde que 200.000 metros cúbicos de tierra y basura formaban una enorme lengua que se desprendió desde el vertedero de Bens y rodó por la falda del monte San Pedro hasta inundar la ensenada de O Portiño. «Os plásticos aínda andan por aí por lo fondo», apunta uno de los marineros del lugar, mientras un experimentado buceador relata cómo la avalancha del vertedero cambió totalmente el fondo marino donde, confirma, están ahora los materiales que el tiempo y el mar no han podido destruir.

Otro de los marineros habla de la ola gigante, una especie de tsunami pero de tierra hacia el mar, que formó la basura al entrar en el océano. Todos ellos coinciden en la suerte de que a esa hora de la mañana había poca gente en la zona. La única víctima fue Joaquín Serantes, de 58 años, del que siempre se dijo que estaba lavando el coche, si bien uno de los marineros asegura que cuando pasó a su lado «estaba sentado en el coche leyendo el periódico; era lo que hacía casi siempre».

Cinco años después, el 1 de septiembre del 2000, el Ayuntamiento clausuró el basurero de Bens, tras la apertura de la planta de Nostián. Y un año más tarde, el 5 de junio, abría el parque de Bens con 600.000 metros cuadrados, de los que 200.000 correspondían al vertedero sellado.

Hoy, de 10.00 a 12.00 horas, Adega rememorará este aniversario, mientras que la concejala de Medio Ambiente, María García, recordaba ayer que trabaja en estrategias de residuo cero «para evitar traxedias como a que ocorreu hai 20 anos co derrubamento do vertedoiro de Bens».

La altura de los escombros superó a la de los tejados

La primera página de este diario recogía el 11 de septiembre de 1996 la noticia de la avalancha de basura que había arrasado O Portiño. Ese día, en el que era noticia que habría autopista entre Santiago y Ourense, aún existía el temor de que pudiera haber más víctimas del derrumbe, además de Joaquín Serantes, cuyo coche, con las llaves puestas, había aparecido en la tarde del día anterior. Su cuerpo nunca llegó a encontrarse a pesar del amplio dispositivo de búsqueda. La información recogía asimismo cómo la montaña de desperdicios había llegado hasta la altura del tejado del bar, cuya pared lateral había cedido a la presión y por ello la basura entró en el interior del local.

Entre las curiosidades se contaba que precisamente dentro del bar estaba el primer y único rescatado por los equipos de salvamento: uno de los cuatro perros que había en el establecimiento.

Entre los testimonios de lo ocurrido estaba la angustia de una vecina a la que su marido le había dicho aquella mañana que se iba a ir al embarcadero y cuando vio este cubierto de basura se temió lo peor. Afortunadamente el hombre no había bajado al puerto. De todos modos, la mujer recordaba lo que consideraba un aviso: «Hace dos años ya se desplomó una bola de tierra y fuego y hace unos meses la espuma nos inundó las casas».