Los derribos dan paso a un nuevo Visma

a. mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Las máquinas destruyeron en la zona dos casas que estaban okupadas

24 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Las casas que tiraron abajo esta semana en San Pedro de Visma ya no tenían que estar en pie desde hace muchísimos años. Pero ahí estaban porque dos familias las okuparon. El Ayuntamiento hizo todo lo posible para convencerlas de que abandonasen las viviendas. Se quería evitar llegar a los tribunales y al final se evitó porque tanto los Servicios Sociales como el departamento de Urbanismo y la Policía Local trabajaron mucho estas últimas semanas para que desocuparan los inmuebles. Y lo hicieron el lunes. Sin incidencia alguna, con buena sintonía entre las autoridades, los okupas y los operarios. Después de que las dos familias retirasen los últimos enseres personales que les quedaban en el interior, se dio orden a la empresa encargada de la urbanización de la zona para comenzar el derribo haciendo uso de una pala excavadora.

Se trata de dos viviendas que quedaban en la zona de obras de San Pedro de Visma con la Ronda de Outeiro -justo detrás del punto limpio-.

Una de las familias que allí vivía son antiguos moradores del poblado de Penamoa. Cuando se derribó el asentamiento chabolista, esas personas no reunían los requisitos que había establecido el Ayuntamiento para poder optar a ayudas de vivienda. Así que se mudaron a esa casa abandonada en Visma. Pero cuando las autoridades se vieron en la necesidad de urbanizar la zona para acometer el gran proyecto del barrio, se encontraron con esas viviendas casi en estado ruinoso y okupadas.

Es uno de los primeros pasos para la renovación de San Pedro de Visma después de que se inaugurase Padre Rubinos. Es solo un primer cambio urbano que se completará a lo largo del año próximo con unas actuaciones que en conjunto suman 12 millones de euros, y que supondrán una renovación total de un área de más de 100.000 metros cuadrados hoy degradada.

Los cambios, además, apenas se notarán en las arcas municipales, ya que la partida más importante saldrá de la Federación Galega de Fútbol, que construirá allí dos campos de fútbol -uno de ellos con medidas para que puedan disputarse allí partidos de primera división e internacionales-, con un edificio de casi mil metros cuadrados con ocho vestuarios para equipos y cuatro para árbitros, y su nueva sede, de casi 3.000 metros cuadrados.

Para los campos de juego y su entorno irán casi 3 millones, para el edificio y el aparcamiento (50 plazas) otros 4 millones. En total, 7 millones.

La otra gran partida, la que permitirá crear el parque Adolfo Suárez -unos 3 millones de euros- saldrá de los fondos de la Fundación Amancio Ortega, la misma que ya sufragó la obra de Padre Rubinos. A esas cifras hay que sumar otros 2 millones de euros de gasto de urbanización y apertura de nuevos viales y mejora de los existentes, actuaciones que están en proceso de licitación.

Fútbol y parque

El nuevo espacio urbano se dividirá en 30.000 metros cuadrados destinados a la zona de práctica deportiva de la federación y otros 70.000 de un gran parque se convertirá en una referencia para los barrios limítrofes como supuso en su día el de Oza para su entorno.

El parque ofrecerá algo más que una zona verde. Estará surcado por varias sendas y caminos peatonales y contará con áreas de juego infantiles, además de espacios con máquinas de ejercicios para los mayores. Y además, el proyecto incluye la ubicación de un lago artificial con zona de arena la práctica del fútbol playa y un área canina vallada. «Junto al parque de Bens y al monte de San Pedro se convertirá en la gran masa verde de la ciudad», aseguran desde el gobierno local. El año que viene deberá estar encarrilada la obra de la federación.