La última metamorfosis del corazón de A Coruña

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

La parte más antigua de la urbe y su fachada más conocida afrontan obras en el 2015 que las cambiarán para siempre

02 nov 2014 . Actualizado a las 10:30 h.

El centro histórico de A Coruña está en plena transformación, quizá la de mayor envergadura que ha experimentado en décadas. Gusten o no, si los cambios previstos en los próximos meses llegan a buen puerto nada volverá a ser lo mismo en la Ciudad Vieja, que se librará al fin del yugo de los coches; ni en la Marina, que también dejará de sufrir los rigores del tráfico rodado y experimentará una radical metamorfosis para ser un gran espacio peatonal. «Es el mayor proyecto de transformación urbana que se está haciendo en las ciudades gallegas», decía hace un año el portavoz del gobierno local, Julio Flores, sobre unas obras que afectan a la fachada marítima más conocida de la ciudad, la de las galerías de cristal. Una de las piezas fundamentales de la A Coruña de siempre, como la torre de Hércules.

La profundidad de la transformación quizá no ha calado del todo. Tampoco la visión de los redactores del plan especial del casco histórico, que sigue su tramitación aunque sus principios ya se están aplicando. No es solo que las obras tengan presupuestos muy elevados o vayan a generar enormes explanadas sin tráfico, es que están interconectadas y obedecen a un plan global que multiplicará su impacto, insiste el edil de Urbanismo, Martín Fernández Prado.

Los subterráneos

La clave del conjunto son los túneles de la Marina y el Parrote. Su construcción es la obra de mayor calado del mandato, con un presupuesto total de más de 53 millones, 22 de ellos de inversión privada. Tiene sus detractores en la oposición y en algunos especialistas. No ha generado unanimidad, pero pocas obras la consiguen. Incluso el paseo marítimo o a mayor escala la AP-9 tuvieron sus críticos. Las ventajas de los subterráneos entre Palexco y La Solana han sido muy publicitadas: supondrán sacar de la superficie los 30.000 coches que circulan por ahí a diario y la creación de un área peatonal de 52.000 metros cuadrados.

La peatonalización

La reforma de la Marina permitirá sacar el tráfico de la Ciudad Vieja y de Puerta Real, el único punto de María Pita en el que aún hay coches. Los primeros pasos, la restricción del aparcamiento, ya están dados. El siguiente se andará el próximo año, cuando las obras alcancen el saliente entre la calle Santiago y el paseo de la Dársena, justo delante de Puerta Real, donde está la parada de taxis. Esa zona se adaptará para que los coches pasen de la plaza de los Ángeles, en la Ciudad Vieja, al paseo de la Dársena sin necesidad de usar la rotonda de Puerta Real, que desaparecerá.

Así se creará un circuito de tráfico lento alrededor del casco histórico formado por paseo de la Dársena, paseo del Parrote, Maestranza y Nuestra Señora del Rosario (en la que se invertirá el sentido de circulación). El grueso del tráfico utilizará un anillo exterior, formado por los túneles de la Marina y el Parrote, las Ánimas y el paseo marítimo. Dentro de la Ciudad Vieja la circulación quedará restringida a residentes, comerciantes del barrio, vehículos de servicios y taxistas, lo que satisfará las antiguas aspiraciones de los vecinos de librarse de las molestias que causa el aluvión de coches en unas calles mucho más antiguas que el motor de explosión.

El aparcamiento

La peatonalización, un término que no gusta mucho al gobierno local, que prefiere hablar de tráfico «restringido» o «regulado» y similares. Se ampliarán las existentes en la Maestranza y otras calles de los alrededores para facilitar las cosas a los residentes que carezcan de garaje propio. Los más perjudicados serán los cientos de conductores que hasta ahora utilizaban el barrio a diario como párking gratis, ya que allí no se impuso la ORA. Tendrán que adaptarse, ya lo están haciendo desde que se impusieron las restricciones de aparcamiento, y caminar o recurrir a uno de los cuatro aparcamientos que rodean la Ciudad Vieja: María Pita, Parrote, Náutico y Maestranza, aunque hay otros próximos como el del Papagayo.

Los túneles y la peatonalización son las dos intervenciones más importantes y de las que más se ha hablado, pero hay más. Fernández Prado insiste en que son fruto de un «proyecto global de ciudad, están enlazadas y tienen coherencia». Permitirán «poner en valor el patrimonio de la ciudad» y marcarán la diferencia «tanto en materia turística como de calidad de vida».

Las murallas

En las cuentas del Estado para el 2015 se incluye una partida de inversión que pasó casi desapercibida: 600.000 euros para las obras recogidas en el plan de murallas del Ayuntamiento. Con esos fondos se harán tareas de adecentamiento en los muros de San Carlos y del Abente y Lago, también en otras fortificaciones de la ciudad como el castillo de San Antón y, algo más lejos, el faro de Oza (que en su día tuvo también funciones militares) o el fuerte de Valparaíso. Otra actuación relacionada es la de recuperación de la muralla en la Coraza del Orzán, que ya quedó lista hace meses. Además de los fondos para el 2015, el Estado también compromete en los presupuestos otros 800.000 euros en los ejercicios del 2016 y 2017. A esas cantidades habrá que añadir las futuras aportaciones municipales. El concejal destaca esos compromisos de inversión: «En este mandato vamos a terminar la Marina, el Parrote, los ascensores... y dejamos fondos ya en cartera para continuar con el proyecto».

La recuperación de las fortificaciones forma parte de esa puesta en valor de patrimonio, «que no está como debería», pero que debe ser un nuevo atractivo para los visitantes foráneos.

La accesibilidad

Las limitaciones al tráfico en la Ciudad Vieja podrían dificultar los movimientos hacia esa zona de la urbe, que está en una cota más alta. Para evitar ese problema, los planes del Ayuntamiento incluyen la construcción de nuevos ascensores y escaleras mecánicas. La primera ya está funcionando al lado del mercado de San Agustín, lo mismo que el nuevo elevador del Parrote. La construcción de otro ascensor en la calle Troncoso ya está adjudicada y uno más en la zona del Abente y Lago está proyectado. Esas instalaciones facilitarán el acceso de las personas con movilidad reducida, y ayudarán a conectar los aparcamientos con la parte alta de la Ciudad Vieja.

A punto de terminar

En el 2015 deben quedar listos los túneles de la Marina y el Parrote, la peatonalización y un proyecto más pequeño que aún está en desarrollo. Se trata de la reforma de la isleta triangular situada entre el castillo de San Antón y el Abente y Lago. Los planes de Urbanismo pasan por convertirla en una rotonda, de forma que se amplíen las zonas de paseo alrededor de las murallas y junto al mar, además de facilitar la circulación de los vehículos que utilicen los subterráneos.

El Futuro

Otros proyectos menos avanzados también darán pasos fundamentales durante el año que viene. Uno de ellos es la reforma del paseo de la Dársena, entre Puerta Real y San Carlos. Todo indica que la remodelación irá en la misma línea que la prevista en los alrededores de los jardines y el Abente y Lago: se priorizará la circulación peatonal y se reducirá la velocidad máxima de los vehículos que puedan circular por ella. También en el 2015 están previstos los primeros paseos de la reforma de las vías que circundan el jardín y el hospital. Entre otras mejoras, ese proyecto dará más visibilidad a las murallas que rodean el Abente y Lago, al que se podrá acceder desde el lateral que da a La Solana y desde su parte posterior, a través del ascensor previsto en la muralla.

El frente político

Los planes de Urbanismo «enlazan», insiste el concejal responsable de esa área, y lo hacen por varios motivos. Uno de ellos es que la mayor parte viene de lejos, aunque nunca culminaron hasta ahora. Ya en el anterior plan especial para el casco histórico se decía que era necesario aumentar el número de plazas de aparcamiento subterráneo antes de peatonalizar la Ciudad Vieja, una iniciativa también antigua y muy demandada. La cifra crítica de estacionamientos se alcanzó con el aparcamiento del Parrote, un proyecto iniciado por el anterior gobierno pero que no fue culminado. El hueco que se abrió para albergarlo quedó al aire durante años hasta que el actual ejecutivo logró cerrarlo. La reforma de la Marina también fue planteada hace más de un lustro, aunque tampoco se pudo o se supo emprender hasta el mandato actual. Otros proyectos en marcha, como los ascensores o la reforma de los paseos de la Dársena y el Parrote, también son fruto del plan especial. El germen del que ahora está a punto de aprobarse también viene del mandato anterior. Pero las diferencias entre gobierno y oposición, sobre todo por los túneles, son muy amplias. Claro que a estas alturas parece imposible que no lleguen a ver la luz.