El retorno a Riazor de Los Eskizos

Javier Becerra
Javier Becerra A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Los Esklizos en su concierto de 1992
Los Esklizos en su concierto de 1992 CEDIDA

En la edición de 1992 del Noroeste Pop Rock ofrecieron un concierto apoteósico que todavía se recuerda

09 ago 2014 . Actualizado a las 14:10 h.

«¡Que te pires Summers!». Así se dirigió Luis Garrido (batería de Los Eskizos) a David Summers (cantante de los Hombres G) al finalizar la actuación de su grupo en el Noroeste Pop Rock de 1992. Después de una hora de vibrante garage-rock se sentía eufórico al bajar del escenario. Entonces, el cantante de Sufre mamón, que actuaba luego, le dijo en plan compadreo: «¡Los tenéis encendidos, eh!». Y se llevó esa contestación. Garrido tenía 18 años. Su banda, en las antípodas de la de Summers, acababa de arrasar ante 20.000 personas. El underground veía la luz. Y deslumbraba.

Entonces, Los Eskizos vivían su mejor momento. «Íbamos muy crecidos y salimos a darlo todo, marcando una actitud muy clara», recuerda Pedro Granell, guitarra y vocalista. Lo hicieron. Primero con la introducción, en la que el pintor Branda emulaba a Jon Sinclair, el ideólogo de MC5. Luego, empalmando su mítica versión de Highway Star de Deep Purple. Y más tarde, haciendo desfilar un repertorio propio en el que cabían piezas como Tell Me Why o I Can't Stop, verdaderos clásicos del rock coruñés.

«Salimos descalzos a tocar. De hecho, yo acabé sangrando en un pie», señala Granell. A su lado, Astray hacía un guiño al glam-rock. «Nos había pintado Branda como siempre. Yo salí con una boa de plumas, algo que ya habíamos hecho otras veces», puntualiza el guitarrista. Uno de sus particulares héroes del glam-rock, Marc Bolan, resultó homenajeado aquella noche con una lectura del Buick MacKane de T. Rex.

El grupo, que preparaba su primer elepé pero que se disolvería un mes después, mostró en Riazor sus inclinaciones psicodélicas con temas como Only Dream o Little Maiden. Nunca llegaron a grabarse. En la segunda terminaron bailando en círculos, al son de la percusión hipnótica que Luis marcaba con el timbal base. Al final, Astray golpeó la guitarra violentamente contra el suelo en una maraña de acoples. Ahí, el recital había pasado a la historia.

La banda vuelve hoy al mismo festival 22 años después. Anuncian que no habrá boas ni maquillaje corporal. Pero sí rock abrasivo, como el de aquel día. En junio demostraron en la sala Mardi Gras que están en plena forma. La leyenda continúa.