Los perros, a la bodega

Elena Silveira
Elena Silveira OLEIROS / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Una mujer de Mera viaja en el bus urbano con su perro en un trasportín, pero le niegan el paso en el metropolitano

22 mar 2012 . Actualizado a las 07:09 h.

Rita Barbosa se llevó un disgusto enorme el pasado martes cuando le impidieron viajar de A Coruña a Mera en el bus metropolitano con su perro, un caniche mini de tan solo un kilo de peso. «Es que casi ni se ve», explicaba ayer esta oleirense. El caso es que tenía todo preparado para ir de excursión con su mascota: metida en un trasportín y amarrado con una correa «para que no se escape y solo pueda asomar la cabeza». Su gran sorpresa fue que, después de esperar durante media hora delante del conductor, cuando se disponía a subir las escaleras le explicaron que la única opción era «o quedarme en tierra o que el perro fuera en la bodega». «¿Cómo iba a dejar el perro en el maletero? Solo tiene tres meses y se hubiera muerto. Imagínatelo con las curvas, de un lado para otro...», relata Rita Barbosa. Ante tal situación, se gastó 16,90 euros en un taxi que la llevase con su perro hasta Mera.

«Pero lo que más me sorprende es que sí pude pasar con el perro en los buses urbanos de A Coruña. Nadie me llamó la atención», explica. Pero la normativa es la normativa y según explican desde la compañía de buses tan solo los perros guías pueden subir al espacio reservado para pasajeros: «Está prohibido llevar consigo cualquier animal, salvo que exista en el vehículo lugar destinado para su transporte. Se exceptúan de esta prohibición, siempre bajo su responsabilidad, a los invidentes acompañados de perros, especialmente adiestrados como lazarillos». Desde la empresa reconocen que un perro de tan solo un kilo de peso y en un trasportín no supondría problema alguno, «pero no podemos arriesgarnos a que un cliente nos denuncie».

Después de recibir las explicaciones de los responsables de la compañía de autobuses, Rita Barbosa piensa si debería retirar la queja que presentó en Facua. «Es que lo que me pareció mal fue el trato recibido. Soy una persona mayor y podrían haberme advertido al ver que estuve esperando media hora para entrar en el bus», explicó Barbosa.