El doctor está preparando nuevas expediciones sanitarias a Nicaragua
30 ene 2012 . Actualizado a las 07:01 h.Las cifras hablan por sí solas. 33 proyectos desarrollados en países de Latinoamérica -Perú, Honduras y Nicaragua-, 22.000 pacientes consultados y casi 2.000 intervenidos quirúrgicamente. Todo, en los 14 años de existencia de Solidariedade Galega, una oenegé con base en A Coruña que preside el doctor Enrique Rodríguez Álvarez. Pero, como si no le llegase con esto, este anestesista del Chuac colabora también con otras organizaciones de voluntariado médico, como Quesada Solidaria, de Jaén, o con cualquiera que requiera su experiencia y sus conocimientos para paliar el dolor en los países en vías de desarrollo.
-¿Cómo se mete usted en estos proyectos solidarios?
-La primera vez fue porque me lio un compañero anestesista de Vitoria. Estábamos en un curso en Barcelona y me habló de la posibilidad de colaborar en el Sáhara. Le dije que podría contar conmigo y al cabo de un año me llamó.
-Dijo que sí, y ya está, al Sáhara.
-Hombre, primero lo consulté con mi mujer. Pero, afortunadamente, lo entendió perfectamente y apoyó la iniciativa.
-¿Y cuándo surge Solidariedade Galega?
-Un año después de este viaje al Sáhara, en abril de 1997. El primer proyecto lo desarrollamos en Perú. Fuimos algo desorganizados, pecando de novatos. Pero al año siguiente ya fuimos más preparados. Y, desde entonces, no hemos parado, con 33 salidas en todos estos años. Allí donde nos requieren, vamos a operar, y ya hemos estado en Perú, Honduras y, sobre todo, Nicaragua.
-¿Tienen carencias sanitarias en esos países?
-De entrada los médicos son carísimos. El sueldo normal es de 80 dólares al mes y una consulta puede andar entre los 20 y los 50 dólares. Así que para operarte de apendicitis necesitas el sueldo de cinco años. Y para trasplantar un pulmón no llega la vida laboral. Y las medicinas igual. Por eso intentamos llevar de aquí todo el material que necesitamos.
-¿Cuál es su labor allí?
-Realizamos un servicio integral. Cuando un enfermo viene a vernos sale diagnosticado, tratado, operado si es necesario, e, incluso, vestido, porque también llevamos ropa y otros artículos. En tres semanas podemos operar, si son intervenciones complicadas, a unos 35 niños. Y además realizamos una labor docente con los médicos de allí, a través de charlas y entrando con nosotros en quirófano.
-Es un buen ritmo de trabajo.
-Trabajas unas doce horas, pero queda tiempo para divertirse. Si al final somos una panda de amigos que después del trabajo nos vamos a cenar y a hacer algo de turismo. No es tan sacrificado. La gente responde mejor así. Además, si no, no querrían volver.
-Sus compañeros deben huir cuando le ven por los pasillos del Chuac por miedo a que se los lleve a Nicaragua.
-¡En absoluto! La gente se ofrece y la mayoría se engancha y vuelve. Llevamos siempre a los mejores, porque la carencia de medios la suplimos con una gran técnica quirúrgica.
-¿Qué le lleva a implicarse en todas estas iniciativas?
-Cuando tienes la vida más o menos solucionada y ves las necesidades que existen y, sobre todo, que tú puedes echar una mano, pues simplemente lo haces. Porque si no lo haces tú no lo va a hacer nadie.
Enrique rodríguez Álvarez anestesista y presidente de Solidariedade Galega